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El sector inversor apuesta por las energías renovables, la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente
POR Alto Directivo, 21-10-2022 13:38:30

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El mundo está cambiando a pasos agigantados movido por las cada vez más evidentes consecuencias del cambio climático y la inestabilidad geopolítica derivada de la dependencia de los combustibles fósiles. El aumento de las temperaturas que estamos viviendo en Europa y en el resto de continentes, la palpable falta de lluvias y la consecuente sequía en pantanos y embalses, la reducción en masa de especies animales y de insectos, el trastorno de los ecosistemas… son solo algunas de las situaciones que hacen que se dibuje un nuevo paradigma en el sector de las inversiones.

Aunque sea duro reconocerlo, muchas empresas, gobiernos e instituciones están tardando en sumarse al abanico de iniciativas para el cuidado del medio ambiente y sostenibilidad. El sector inversor, en su calidad de tractor de la economía y discriminador de qué tipo de proyectos se ejecutan y cuáles no, tiene un rol central en la transición hacia la sostenibilidad y hacia un mundo movido por energías renovables que, en tándem con la actividad regulatoria y de ayudas económicas de la UE de los últimos años – con el Green Deal y el Plan de Finanzas Sostenibles, encaminadas a reordenar los flujos de capital de la economía hacia actividades sostenibles, como paradigma- dibujan un panorama alentador para la transición energética y la consecución de los objetivos del COP26 y el Acuerdo de París el viejo continente.

Europa presentó en primavera un plan para impulsar las energías renovables y reducir la dependencia energética exterior dotado con más de 200.000 millones de euros. Un programa que se complementará con la suma del fondo europeo Next Generation EU, del que aún queda mucho por repartir. El Gobierno espera que estos recursos sean una palanca que movilice recursos privados por valor de 16.300 millones de euros.

Hay que aprovechar esta tendencia, es el momento de las energías limpias y las actividades económicas sostenibles y circulares. España es una potencia en fuentes de energía renovables, no solo por la electricidad limpia que genera —en 2021 fue el segundo productor de Europa—, sino por la tecnología que fabrica. De acuerdo con la consultora Deloitte, produce el 60% de los componentes que utiliza la industria fotovoltaica aquí. Y en la eólica fabrica el 90% de los equipos. Es, además, el tercer país de la UE en I+D.

Todo lo anterior mencionado ha sido acelerado aún más si cabe como consecuencia primero del COVID-19, cuyos planes de recuperación se focalizan en la transición energética y la digitalización de la economía y luego de la guerra en Ucrania, que añade al driver del cambio climático el de la independencia energética de la UE para la redirección de las inversiones hacia actividades económicas e inversiones sostenibles.

En este sentido, a lo largo de los años han surgido muchas iniciativas que refuerzan el compromiso de la comunidad financiera con la sostenibilidad, que refuerzan y concretizan esta transformación general de la economía hacia actividades sostenibles, siendo algunas de las más reseñables: Principios de Ecuador para la Banca, principios de inversión responsable de Naciones Unidas (UNPRI), de los que Fundeen es suscriptor, Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TFCD) ha publicado recomendaciones para la divulgación de información climática desglosada en cuatro ámbitos, Green Bond Principles para le emisión de bonos verdes y Sustainable Linked Loans Principles (SLLP), asociados a préstamos sostenibles y más recientemente.

Editorial Carlos Vitoria Fundeen

Hay que destacar la publicación del sistema unificado de clasificación de la UE (taxonomía UE) para establecer una serie de criterios armonizados para determinar si una actividad es sostenible. Esto sienta las bases para la elaboración de una serie de normas y etiquetas para productos financieros sostenibles.

Además del driver regulatorio, varios estudios evidencian que las inversiones en empresas y proyectos sostenibles son, en el medio y largo plazo, más rentables que inversiones no sostenibles (ver, por ejemplo, el MSCI World SRI Index).

Finalmente, ha habido un cambio en la percepción y demanda de productos sostenibles por parte de la población. Estudios recientes muestran que las ventas de los productos categorizados como sostenibles crecieron 7,1 veces más que los productos regulares entre 2014 y 2019. Además, un 45% de los consumidores de la Generación Z está dispuesto a pagar un premium por productos sostenibles.

Con todos estos alicientes, la redirección masiva de flujos de capital e inversiones hacia actividades sostenibles se está convirtiendo rápidamente en una realidad. Esperemos que este giro esté sucediendo a tiempo, y que consigamos evitar los peores efectos del cambio climático; queda mucho por hacer, y ahí estaré para hacer mi pequeña contribución a lo que es, sin duda, el mayor reto que tenemos por delante como especie. Todos los actores tienen interés en que esto suceda y la sociedad, fiel reflejo de lo que ocurre, ya es consciente y ha dado su beneplácito.

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