En primer lugar, nos gustaría conocer ¿Cómo surgió la idea de Carlin?
Carlin tiene ya más de 20 años de historia. Concretamente se fundó en 1989, una época en la que el concepto de franquicia prácticamente estaba por desarrollar en nuestro país. Por eso, inicialmente, la firma decidió iniciar la venta directa mediante catálogo con el fin de abrirse paso en el mercado de la papelería.
¿Cuándo se plantearon franquiciar la marca?
Sin considerar el éxito de la venta directa por catálogo, la realidad es que dicha experiencia nos proporcionó un gran conocimiento del sector, y también sobre las tendencias de los consumidores, por lo que consideramos la oportunidad de iniciar el desarrollo de la franquicia –allá por el año 1992- como arma para alcanzar un rápido crecimiento, lo cual evidentemente conseguimos.
¿Qué consejos le daría a un nuevo franquiciado?
Si puede ocuparse de su negocio que lo haga. Que utilice todas las herramientas que la central de Carlin ofrece para que ocupe el 90% de su tiempo en vender y solo el 10% a gestionar. Que adquiera una buena base de datos del territorio que vaya a explotar, iniciando el contacto con las PYMES y manteniendo después una relación constante y de buen servicio, ajustando al máximo los presupuestos.
¿Cómo está afectando la crisis a Carlin?
El descenso del consumo está afectando a nuestros franquiciados, aunque algunos de ellos han optado por abrir una segunda tienda dentro de su zona y dedicarse menos a la venta a empresas, ya que muchas están desapareciendo dejando grandes deudas acumuladas.
¿Qué perspectivas tiene para los próximos años?
Consolidar el proyecto y aumentar el número de franquicias en España, concretamente en Cataluña y en Andalucía.
Por último ¿Tiene la intención de apostar más fuerte en España o en el extranjero?
Queremos apostar más por España. Mientras dure la crisis mundial no saldremos al extranjero.