Siete de los 33 mineros atrapados en la mina San José habían salido del fondo de la tierra en la fría madrugada del norte de Chile este miércoles, brindado momentos de alegría y emoción en el reencuentro con sus familias tras 69 días de separación.
El emotivo y eterno abrazo del primer minero rescatado, Florencio Avalos, con Byron, su hijo de siete años que rompió en llanto, fue seguido por los familiares de los otros mineros, agrupados en torno al fuego en las afueras de la mina San José, que también lloraron al ver materializarse el milagro.
Ni bien emergió la cápsula con Avalos, de 31 años, se lanzaron globos al aire y llovieron confetis sobre las cabezas de familiares de los mineros y los periodistas en el campamento Esperanza. Hasta 'vuvuzelas' empezaron a retumbar en los alrededores de la mina en fiesta.
Ávalos fue seguido en el ascenso por el minero Mario Sepúlveda, y tras él subieron Juan Illanes, el boliviano Carlos Mamani, Jimmy Sánchez, Osman Araya y José Ojeda.
"Me parece que pasó como un año", dijo Elsa Palma, madre de Illanes.
Hubo momentos de tensión mientras socorristas y funcionarios esperaban ver salir la cápsula con Avalos, que emergió poco después de la medianoche del martes (03H11 GMT) tras un viaje de unos 15 minutos en un ducto de 622 m de largo y de apenas 66 cm de diámetro.
El segundo recatado, Sepúlveda, iba gritando mientras emergía "Viva Chile, mierda", con una potente voz que se dejaba escuchar hasta la superficie.
Apenas bajó de la cápsula comenzó a repartir pedazos de roca que regaló al presidente Sebastián Piñera y a otras autoridades, que trajo en un vistoso bolso amarillo. Luego abrazó eufórico a varios socorristas.
Unos minutos después diría en una declaración a la televisión: "Estuve con Dios y estuve con el diablo. Me agarré de Dios, tomé la mejor mano. Siempre supe que Dios nos iba a sacar".