El neurólogo Antonio Yusta ofrece una serie de consejos para adaptarse al horario de verano y recomienda acudir a consulta si no se consigue el objetivo en un máximo diez días
Alto Directivo. Se acerca el cambio de hora. A las 2 de la madrugada de este domingo tendremos que adelantar nuestros relojes una hora, es decir, poner las manillas en las 3. Se trata de ahorrar energía, pero no todo es positivo: el ser humano necesita una adaptación. El neurólogo de USP San Camilo, el doctor Antonio Yusta Izquierdo, ofrece una serie de consejos para acometer este cambio. De no lograse en diez días como máximo, el especialista aconseja acudir a consulta.
Así, recomienda:
El cambio de hora trae consigo una alteración en la intensidad y la duración de la luz diurna, lo que puede provocar en los seres humanos una sensación de cansancio, laxitud, somnolencia, etc. Las variaciones en la intensidad de la luz ambiental provocarán una modificación en la actividad de las neuronas de unas áreas determinadas del cerebro (hipotálamo, núcleo supraóptico, etc.). Estos cambios pueden producir los síntomas descritos anteriormente.
Perfil: persona mayor y mujer
La situación es transitoria. “La adaptación es variable, ya que depende de la carga genética y de la edad”. Así, el cambio de hora afecta más a las personas mayores y que están tomando medicamentos que repercuten en el funcionamiento cerebral (ansiolíticos y antidepresivos, etc..).
Los niños y las personas jóvenes tienen una capacidad de adaptación mayor, aunque cabe destacar que la secrección de la hormona del crecimiento se produce durante determinadas fases del sueño nocturno.
“Lo normal es que a la semana, máximo diez días, hayamos superado los inconvenientes de haber adelantado los relojes. Así pues, el 7 de abril tenemos que estar de nuevo en plena forma, unos días antes de Semana Santa”, concluye en neurólogo de USP San Camilo.