Alto Directivo. En un contexto marcado por la austeridad y la contención presupuestaria, las flotas se sitúan en el punto de mira de las empresas por representar uno de los gastos más gravosos en su cuenta de resultados.
Esta situación ha llevado al 84% de los altos directivos españoles -frente al 63% del año pasado- a implicarse directamente en las políticas de control relacionadas con los vehículos corporativos, según revela la última edición del Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO) promovido por Arval, compañía de renting del Grupo BNP Paribas. (Descargar informe completo en pdf bajo la firma).
De esta forma, el estudio -realizado entre más de 4.800 gestores de flotas de pymes y grandes empresas en dieciséis países para determinar las tendencias actuales y futuras del coche de empresa- muestra cómo los altos ejecutivos han cogido las riendas de una actividad que si antes delegaban en los responsables de flotas, ahora han decidido controlar directamente, lo que permitirá disminuir la presión sobre los costes del 12% al 10%.
Así, los directivos se muestran predispuestos a hacer malabares para adaptar sus flotas al actual contexto económico, acometiendo incluso un recorte del 2% este mismo año. Además, los altos mandos comienzan a ver el vehículo corporativo no tanto como una fórmula retributiva en especie sino como una herramienta de trabajo para atraer nuevo negocio en un intento por reforzar su actividad.
Esto explica que los directivos tengan previsto aumentar este año los vehículos destinados a fines exclusivamente comerciales en cerca de cuatro puntos porcentuales, de manera que representen seis de cada diez coches de su flota; mientras que, por el contrario, los vehículos de incentivos bajarán a la mitad, reduciéndose a lo mínimo, al representar sólo un 2%.
En Europa, más proclives a delegar
Curiosamente, esta tendencia a asumir la gestión de flotas por parte de los altos mandos contrasta con el escenario que se dibuja en el resto de Europa, donde los directivos no sólo son más proclives a delegar el control de los gastos de la flota en mandos intermedios, sino que lejos de "apretarse el cinturón" optarán por aumentar en un 4% su tamaño; un claro reflejo de las distintas velocidades que marcan ya las economías de España y buena parte de los países de nuestro entorno.
Además, a la hora de asignar el papel de estos vehículos, los directivos europeos actúan de manera contraria a como vienen haciéndolo sus homólogos españoles, es decir, limitando los coches para comerciales -que pasarán del 37% al 34%- y aumentando los vehículos incentivos. De hecho, los coches como retribución extra al salario de la plantilla aumentarán en tres puntos, hasta representar el 13% de la flota.