La pandemia puso de manifiesto la importancia y necesidad del teletrabajo, así como la falta de recursos e infraestructuras de muchas empresas para conseguir que sus empleados pudiesen desempeñar su labor desde sus hogares. Poco a poco, la situación fue mejorando, si bien algunas se resisten todavía a dar el paso o bien quieren que sus empleados vuelvan, en parte a la oficina, algo que está resultando más complicado de lo esperado
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Conseguir el mismo rendimiento desde casa que desde la oficina es algo que costó pero que consiguió instaurarse. No todos estaban por la labor pero el esfuerzo de los empleados permitió que la productividad no se resintiese y, es más, que en algunos casos incluso aumentase.
Sin embargo, cuando la denominada ''vieja normalidad'' fue imponiéndose nuevamente, las viejas costumbres resurgieron con fuerza y empezaron a surgir nuevas denominaciones y modelos como trabajo híbrido o flexibilidad horaria.
Las grandes tecnológicas como Google, Amazon o Apple, que fueron las que más fuerza hicieron por implantar el teletrabajo y más inversión en equipos precisaron, quieren volver al sistema antiguo, a tener sus oficinas con gente, a que no todo sea 100% en remoto. Pero se están encontrando con muchas voces en contra.
Aplicaciones o sistemas como Teams, Skype o Google Drive están permitiendo mucha más comodidad a la hora de realizar reuniones, juntarse con compañeros o poner ideas en común a tiempo real, una conectividad total entre departamentos a la hora de tomar decisiones, lo que implica que la vuelta a los puestos de trabajo tenga más trabas todavía.
Estas macroempresas llevan meses intentando seducir a sus trabajadores para que vuelvan físicamente al lugar de trabajo con novedades en los puestos de trabajo para hacerlos más cómodos, silenciosos y con compensaciones a sus empleados, así como alicientes tales como mejores horarios, desayunos más sanos, actividades paralelas, deporte...pero no está resultando sencillo.
''Hay que tener varias cosas en cuenta. La primera es que venimos de una época de recortes, y los trabajadores no tienen tanta fuerza para negociar como hace dos o tres años, cuando había una guerra brutal por el talento en la industria. No van a recuperar el cien por cien de presencialidad, pero van a intentar que trabajen más días en la oficina que en casa'', explican desde una de las citadas empresas tecnológicas.
''Este debate afecta más a las tecnológicas que a otros sectores porque su actividad y negocio son mucho más propicios para el trabajo remoto, pero también requiere innovación y colaboración constante. Por eso los trabajadores de esta industria suelen tener mayores expectativas y demandas para su entorno de trabajo que otros; esto de los gimnasios, los masajes, las guarderías, la comida gratis eran una forma de incentivar el pasar tiempo en la oficina'', añaden.
Hace un año, Apple anunció una vuelta progresiva a la oficina, con un plan que incluía dos días obligatorios y un tercero escogido por cada responsable de equipo, lo que no gustó excesivamente a parte de la plantilla, que se agrupó bajo el nombre Apple Together para defender los resultados que se habían logrado en un modelo remoto y rechazaron aquellas exigencias y obligaciones, reclamando más libertad de elección. El pulso se ha mantenido tranquilo hasta la pasada primavera, cuando la compañía amenazó con sancionar a los que no cumpliesen con la cuota de presencialidad impuesta. Con Amazon incluso sus trabajadores se manifestaron a las puertas de la sede de la compañía en Seattle el pasado mes de mayo.
Hace unos días incluso salió a la luz que Amazon estaba invitando a empleados a mudarse a zonas cercanas a sus sedes ya que muchos se habían marchado a otras ciudades cuando esta optó por el trabajo remoto y ahora la empresa ha dado un ultimátum salvo contadas excepciones. O se acepta el traslado o se presenta una renuncia voluntaria.
Mark Zuckerberg, que también está apostando por una vía híbrida en Meta, anunció su segunda gran ronda de despidos. Apuntó que los ingenieros que trabajan in situ eran más productivos que los que no lo hacían, y también subrayaba la importancia de las conexiones que construye el personal en el espacio de trabajo.
''Tenemos inmuebles caros y solo los utilizamos el 30% del tiempo, debemos prestar atención a cómo los gestionamos'', expresaba hace poco Sundar Pichai, CEO de Google, en un encuentro con otros directivos en el que defendió la política de mesas compartidas que ha levantado ampollas y hasta burlas en algunos departamentos. Este debate se ha centrado en las grandes tecnológicas, pero también ha dado el salto a ciertas startups y empresas de menor dimensión.
Nuestro país no se queda atrás pues Óscar Pierre, fundador de Glovo, afirmó hace unos días que se ha vuelto 'hater' del actual modelo híbrido, porque genera poco engagement con la oficina, ahora convertida en un lugar lleno de sitios rotatorios. En su caso, incrementará la presencialidad de dos a tres días a partir de septiembre y sin capacidad de elección. Todos los mismos días.
Habrá que esperar todavía unos meses, quizá hasta el próximo año, para comprobar si esta tendencia de vuelta a las oficinas logra imponerse o por el contrario siguen surgiendo voces en contra y los empleados permanecen descontentos y adoptan su postura de fuga de talento.
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