Para que una empresa mantenga un rumbo fijo hacia el éxito corporativo hay un valor esencial que se debe tener en mente en todo momento: el equilibrio. Dicho equilibrio influye en todas y cada una de las cuestiones relativas a la gestión interna del negocio; sin embargo, goza de una especial importancia en el marco de la oferta y la demanda
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Estamos ante una de las leyes básicas para cualquier corporación y, por ende, te animamos a que la respetes de forma integral. ¿No sabes en qué consiste o cómo definirla? Veamos algunas de las claves más destacadas y las ventajas que trae consigo para tu trayectoria comercial.
Cuando se hace referencia a la ley de la oferta y demanda se está hablando de un sistema con el cual los empresarios pueden anticipar cuaándto se va a solicitar un producto o servicio por parte de su público objetivo. Es decir, cuánta demanda va a tener en aras de reajustar sus índices de producción o, lo que es lo mismo, de oferta.
Para ello, conviene hablar en primer término de la ley de la oferta. Cuando un proveedor crea un producto y lo lanza al consumidor medio, ha de valorar en detalle cuánta cantidad debe confeccionar. Esto le permite reducir los gastos de producción y no sufrir pérdidas; algo de suma relevancia en términos de rentabilidad empresarial.
Por su parte, la ley de la demanda está directamente relacionada con la capacidad de los consumidores de llevar a cabo sus respectivas compras. Elementos como el interés suscitado por el producto, su calidad y exclusividad o, por supuesto, el precio fijado repercuten en gran medida en la demanda que se genera y, por extensión, en el margen de beneficios de la compañía.
Dicen que las leyes se crearon para saltárselas; no obstante, pero esta afirmación no aplica en lo más mínimo a la ley de la oferta y la demanda. Todo empresario con miras al éxito y con perspectivas de rentabilidad ha de analizar en detalle este sistema que rige el mercado desde tiempos inmemoriales. De lo contrario, se estarían asumiendo riesgos capaces de dinamitar la trayectoria de la corporación en cuestión.
De hecho, la ley de la oferta y la demanda influye en el desarrollo de productos o incluso en la puesta en marcha de un negocio. Asimismo, es sumamente útil para determinar los precios de los productos, ajustando el presupuesto de la producción y el índice de ventas a los márgenes de beneficios deseables. Todo ello contando con un inventario estable para satisfacer las exigencias de compra de los clientes.
Conviene señalar que esto también es de interés a la hora de plantar cara a la competencia, evitando que haya una fuga de clientes a otras empresas a causa de la falta de stock. Por lo que, si a todo esto le añadimos el hecho de saber cómo orientar la venta de los productos y cuándo retirarlos o bajarlos de precio, es evidente que nos encontramos ante las claves del éxito comercial para cualquier negocio.
Llegados a este punto, es posible que te preguntes cómo deberías definir la oferta y la demanda para alcanzar conclusiones certeras en la gestión de tus ventas. Bien, para ello es importante que tengas presente dos gráficos independientes que, en convergencia, te van a brindar todos los datos que necesitas conocer: la curva de la oferta y la curva de la demanda.
En la curva de la oferta, debes incluir el precio fijado en una barra vertical y la cantidad de productos que ofreces en la horizontal; creando una línea de en ángulo de 45º desde la esquina inferior según los datos que estés manejando en cada momento. Mientras que, en el caso de la curva de la demanda, la línea se traza desde el extremo superior de la línea del precio.
Compara ambos gráficos y, cuando las líneas se crucen, sabrás cuál es el precio de equilibrio del mercado. Una información muy útil con la que te será sencillo optimizar la gestión de la empresa en pro de la rentabilidad.
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