Recientemente se ha publicado la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto trimestre de 2024, cuyos resultados reflejan luces y sombras. El Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco se ha centrado, en esta ocasión, en analizar uno de los indicadores más llamativos: el desempleo de larga duración
AltoDirectivo
Los resultados de la última EPA respecto a este indicador plantean una interpretación ambivalente: si bien el desempleo de larga duración ha alcanzado su valor mínimo desde el año 2010, sigue impactando en mayor medida en los profesionales mayores de 50 años y en las mujeres. Se infiere por tanto una desigualdad estructural que afecta a ambos segmentos de la población, con una exposición mucho mayor a la pobreza y a la exclusión social.
El desempleo de larga duración en sociedades como la española suele venir causado por varios factores. En primer lugar, hay que tener en cuenta la concatenación de crisis que hemos vivido en los últimos años, ocasionando recesiones económicas y poniendo en evidencia la dependencia de sectores cíclicos como el turismo o la construcción que, cuando caen, provocan grandes oleadas de despidos, con dificultad para recolocar a sus profesionales en otras áreas de actividad.
Por otra parte, la automatización y la adopción de nuevas tecnologías pueden hacer que ciertos trabajos queden obsoletos, así como crear un desajuste entre las habilidades de los profesionales y las demandas del mercado laboral. En esta línea, contamos con un sistema educativo con altas tasas de abandono escolar y que no preparara a los profesionales para el mercado laboral real, perpetuando el desempleo y haciendo que pueda convertirse en estructural.
Además, hay que tener en cuenta la discriminación y las barreras que encuentran determinados perfiles como las personas con discapacidad (prejuicios, desconocimiento, ausencia de accesibilidad), dificultando en gran medida su incorporación al empleo en el corto plazo. Por último, y comparado con otros países europeos, España, tan vinculada al sector turismo y hostelería, ha invertido menos en otros sectores estratégicos que generan empleo estable y de calidad.
"En la Fundación Adecco trabajamos con personas muy expuestas al desempleo de larga duración, como aquellas con discapacidad o personas mayores de 50 años que han perdido su empleo de toda la vida. En muchos casos, se enfrentan a grandes dificultades para acceder a su primera oportunidad laboral o reincorporarse al mercado, debido a la desconexión entre sus competencias y las necesidades actuales de las empresas. Esta brecha, sumada a la discriminación estructural y a la falta de redes de apoyo, aumenta el riesgo de que queden atrapadas en una situación de desempleo prolongado, viendo reforzada su vulnerabilidad y su exclusión social", expresa Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Teniendo en cuenta lo explicado en el epígrafe anterior, es sin duda una noticia a celebrar que el desempleo de larga duración haya alcanzado su valor mínimo desde 2010.
Así, y por primera vez en 15 años, se contabilizan en España 999.700 personas en desempleo que superan los doce meses de búsqueda de trabajo, un 13,4% menos que en el mismo periodo del año anterior y un 70% menos que hace 10 años. Con todo ello, es la primera vez en 15 años que los desempleados de larga duración bajan del millón de personas.
Como se observa en el gráfico, el desempleo de larga duración alcanzó su punto máximo en 2013, en plena Gran Recesión. Desde que esta crisis comenzara en 2008, el mercado laboral fue acumulando nuevas personas desempleadas, sin capacidad para reabsorberlas. Sin embargo, con la recuperación económica, la tendencia ha sido a la baja, salvo un pequeño pico en el año de la pandemia, ante la caída de actividad en sectores clave y una menor oferta de empleo.
El desempleo de larga duración ha experimentado una notable reducción en 2024, en línea con la caída del desempleo general. No obstante, su descenso no tendría por qué seguir el mismo ritmo, y las razones que explican por qué ha alcanzado niveles mínimos se concretarían en las siguientes:
- Creación de nuevos puestos de trabajo: En los últimos años han surgido nuevos empleos impulsados por la digitalización, la sostenibilidad o la inteligencia artificial. La creciente demanda de perfiles con competencias digitales ha impulsado programas de formación y reciclaje profesional que han facilitado la reincorporación de personas desempleadas en áreas como el comercio electrónico, la logística, la atención al cliente o la gestión de plataformas digitales.
- Trabajo en remoto: La digitalización de muchos empleos también ha permitido abrir nuevas oportunidades laborales en sectores que han experimentado una transformación acelerada. Asimismo, las personas que llevaban bastante tiempo alejadas del mercado laboral (por ejemplo, por dificultades de movilidad y/o desplazamiento) ahora tienen la posibilidad de acceder a trabajos relacionados con la tecnología o el teletrabajo, que multiplican sus posibilidades de aportar su talento y competencias.
- Recuperación gradual y reactivación de sectores clave: Tras una concatenación de crisis cíclicas en el tercer milenio, estamos asistiendo a una recuperación gradual que ha permitido la reactivación de sectores como el turismo o el transporte, que permanecieron paralizados durante los años más críticos de la pandemia (2020-2021). A medida que las restricciones sanitarias fueron eliminándose y la movilidad se restableció, estos sectores han comenzado a demandar nuevamente profesionales, absorbiendo a una parte de la población desempleada. Hoy, estas áreas siguen demostrando capacidad para acoger a personas que llevaban un tiempo considerable en desempleo, especialmente aquellas con experiencia previa en atención al cliente, logística o restauración.
- Políticas activas de empleo y programas de acompañamiento: Aunque aún tienen mucho recorrido, las políticas activas de empleo y los programas de acompañamiento también han tenido un impacto positivo en la actualización de habilidades y competencias, permitiendo a las personas desempleadas de larga duración encontrar un trabajo en menos tiempo. Sin embargo, sigue siendo necesario reforzar la personalización de estos programas y su alineamiento con las necesidades reales de las empresas para maximizar su efectividad y reducir la tasa de desempleo prolongado.
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en TWITTER y a suscribirte a nuestra NEWSLETTER DIARIA.
Alto Directivo