¿Procrastinar? Un hábito evitable gracias a la concentración
POR Alto Directivo,
02-07-2018 09:00:00
AltoDirectivo
Cuando queremos ser productivos, la procrastrinación se convierte en nuestro peor enemigo. Aunque todos hemos alguna vez practicado este vicio, no es habitual que conozcamos el término. Así, según la Real Academia Española la palabra procrastinar significa diferir o aplazar. En nuestra vida diaria, esta acción la ponemos en práctica cuando, por ejemplo, decidimos posponer una tarea para más tarde, bien porque nos aburre, bien porque no nos apetece realizarla y –y esto es importante- decidimos sustituirla por otra más placentera y a menudo menos relevante. Como se puede intuir, la concentración forma parte de la solución ante una situación de procrastinación. De este modo, para favorecer un clima de concentración es importante que acondicionemos el espacio en el que trabajamos o estudiamos y pongamos en práctica pequeños trucos.
Lo primero que debemos asumir es que existen diversas formas de generar concentración y no todas funcionan a todo el mundo. Hay personas capaces de concentrarse poniendo en práctica solamente una y otras necesitan varias simultáneamente. Así mismo, un método de concentración puede ser muy eficaz para un individuo y ser nefasto para otro. Por eso, lo primero que tenemos que tener es paciencia y, lo segundo, ir probando técnicas hasta encontrar la más eficaz para nosotros. Este proceso forma parte del autoconocimiento de la persona. A continuación, os dejamos algunas de las técnicas más frecuentes a la hora de intentar concentrarnos:
- Espacios adecuados: las personas que tienen índices bajos de concentración son más sensibles a ciertos ruidos, por leves que sean, al contrario de las personas que llegan a tal punto de concentración que son incluso capaces de no oír la voz de alguien llamándoles. Buscar un espacio de estudio o de trabajo aislado, reducirá las posibilidades de distraernos con ruidos y sonidos espontáneos.
- La música: si bien hay personas que no pueden trabajar con música de fondo, ya que les desconcentra, a otras les resulta tan tranquilizante que consiguen profundizar en sus tareas, incluso memorizar contenidos.
- Evitar los dispositivos: aunque no seamos conscientes, dispositivos como el móvil o las redes sociales suelen causarnos, por una parte, adicción, y por la otra, estrés cuando no estamos online. Para evitar que nos hagan desconcentrar, una solución suele ser establecer tiempos en los que no podemos consultarnos. Si para ello hace falta ponerlos en otro cuarto de casa o quitarle la cobertura, no debemos dudarlo.
- Ponerse objetivos: estar pueden ser tanto de tipo temporal, como de objetivos conseguidos. Por ejemplo, antes de ponernos a trabajar podemos decidir cuánto tiempo queremos dedicarle a esta tarea o cuántas tareas queremos hacer antes de volver al mundo de la desconexión. Un cronograma será de gran ayuda.
- Hacer pausas: este truco está relacionado con el anterior y se basa en la idea de establecer pequeños descansos relativamente próximos al inicio de nuestro proceso de concentración. Suele ser mejor hacer varias pausas cortas, que nos permitan airearnos, pero no desconectar del todo, que solamente una pausa larga que nos evada demasiado.
- Establecer topes: Si, por ejemplo, nos proponemos trabajar toda la tarde es posible que acabemos desconcentrándonos pesando que tenemos mucho tiempo por delante. Sin embargo, si nos fijamos un tope y marcamos una actividad para después, seremos más productivos y estaremos más motivados.
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en TWITTER
y a suscribirte a nuestra NEWSLETTER DIARIA.
Alto Directivo
ENVÍE SU COMENTARIO