Ana Santiago Talent Manager y People & Culture de Lyreco Iberia analiza las características para ser el mejor líder posible para tu equipo.
AltoDirectivo
Decía el célebre cirujano francés de finales del siglo XIX y principios del XX, Víctor Pauchet: “el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento”. Una cita que bien podría trasladarse perfectamente a nuestros tiempos. De hecho, hoy en día, el futuro de las organizaciones en cuanto a captación y fidelización del talento pasa por las manos de sus líderes, quienes ejercen la responsabilidad de pilotar el negocio conectando y formando equipo con sus empleados, y generando a la vez redes de trabajo colaborativas con otros colectivos de la organización.
¿Tenía razón Pauchet? Tras estos dos años de parón y de relación unos con otros se ha comprobado que sí. Que lo primero son las personas.
Durante este tiempo, la situación vivida por la pandemia ha impactado, no solo en la vida de las personas, sino también en el concepto de trabajo que antes compartíamos. Tenemos que admitirlo: la filosofía y el cambio en el modo de trabajar ha dado un giro de 180° en las estrategias y planteamientos del negocio y en cómo entendemos nuestro papel en la organización.
Teniendo esto en cuenta, podemos definir varias tendencias en la gestión y el liderazgo de personas que han aflorado aún con más fuerza a raíz de las últimas crisis y que pueden ayudar a contestar a la pregunta, ¿cómo ser el mejor líder para tu equipo? Para ello, hemos preguntado a nuestra gente qué es lo que han anhelado más en estos últimos tiempos.
En primer lugar, cabe destacar todo lo relacionado con el bienestar personal. No cabe duda de que el cuidado físico y mental de las personas, así como la salud financiera de las empresas y, en consecuencia, de nuestros hogares, debe ser una prioridad para todas las organizaciones. Y esto solo es posible con la involucración total del líder, su firme compromiso y un trabajo decidido y orientado a su consecución.
En segundo lugar, y debido al terremoto laboral de los últimos años, las personas han afrontado retos de los que no había precedentes, ante los que han dado respuestas y soluciones rápidas para acelerar los cambios y satisfacer las necesidades de los clientes. Esta nueva realidad necesita de liderazgos que empoderen a los empleados para que tomen decisiones ágiles y en los que las personas perciban que pueden plantear ideas y tomar la iniciativa, sin miedo a posibles repercusiones negativas. En definitiva, hablamos de potenciar la seguridad psicológica en el entorno laboral para fomentar el bienestar individual.
Hoy en día este modo de trabajar ya es una realidad en muchas empresas, algo que ya demandan las nuevas generaciones. De hecho, los que todavía no se han adaptado a ello, ni lo han querido incorporar en sus estrategias de negocio, corren el riesgo de padecer una fuga de talentos.
Actualmente las personas buscan mucho más que una relación transaccional con una organización. Lo que quieren es poder involucrarse y contribuir a un propósito mayor que le dé sentido a lo que hacen, yendo un paso más allá de los objetivos personales o financieros de la misma.
Teniendo este punto en cuenta, de nuevo las personas que lideran tienen un papel clave empoderando a los empleados a través del propósito y generando confianza en los equipos, con el fin de que ellos puedan pensar y responder por sí mismos a la hora de tomar decisiones. En esta línea se hace fundamental anclar los valores de la organización para que guíen los comportamientos, acciones y decisiones. Quien lidera debe ser un ejemplo de la vivencia de estos valores para que estén presentes en la mentalidad de sus equipos.
Por último, pero no menos importante, la sensación de estabilidad y de reequilibrar la situación también son aspectos prioritarios: la conciencia de vulnerabilidad generada por la pandemia ha provocado fisuras emocionales. En este sentido, conocer y conectar con las personas y potenciar las relaciones laborales de “tú a tú” entre el líder y sus equipos, se ha convertido en uno de los principales pilares de una organización.
Solo si avanzamos hacia la construcción de relaciones con un interés genuino por los demás, nos encontraremos con compañías más humanas y con líderes capaces de conectar emocional y espiritualmente. Generando vínculos que vayan más allá del interés personal, se alcanzarán cuotas de compromiso con una traducción directa en el beneficio para todas las personas dentro de la organización.
Liderar implica muchas facetas: la escucha activa, el respeto, el aprecio, la empatía e incluir y reconocer el trabajo de los demás, entre otros aspectos.
Es necesario trabajar primero en nuestro propio autoliderazgo para poder guiar y acompañar a otros. Si el líder inspira y anima, los equipos empujan y mejoran sus niveles de productividad. Este tiene que ejercer una influencia positiva y servir de ejemplo a los demás, no solo por su trabajo sino también por sus valores y comportamiento.
Como cualquier aspiración requiere valentía y convicción. Para hacerlo posible, se demandan dos cosas:
La primera, que el liderazgo sea escalable. Esto quiere decir que, desde el momento de su incorporación, cualquier compañía debe trabajar en el desarrollo de las competencias emocionales de sus personas. Se trata de asentar las bases del autoliderazgo, poder construir y desarrollar a los líderes del futuro.
El segundo elemento es que el liderazgo sea abordado como si fuera un músculo: desarrollándolo y aplicándolo de forma constante. Al igual que en el deporte, esto hay que entrenarlo y potenciarlo a lo largo de nuestra trayectoria profesional. Y eso pasa por trabajar, no solo en el bienestar físico y emocional de esos futuros líderes, sino también en su desarrollo profesional a base de autoconocimiento, autoconfianza y automotivación.
Desarrollar líderes no es algo fácil ni espontáneo. Requiere un enfoque estratégico con planes y programas de desarrollo que vayan acompañados, por supuesto, de inversión que permita recoger sus frutos. Lo fundamental es poder ofrecer la mejor experiencia de liderazgo a cualquier miembro de la organización y eso, solo recae en nuestras manos.
*Si te ha resultado interesante este artículo, te animamos a seguirnos en TWITTER y a suscribirte a nuestra NEWSLETTER DIARIA.
Alto Directivo