Aunque los CEOs y los gamers operan en diferentes ámbitos, comparten intereses comunes en cuanto a la innovación, la personalización, la comunidad y la optimización de recursos
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El mundo interconectado en el que nos encontramos inmersos consigue que ámbitos que podrían parecer muy lejanos, experimenten problemáticas y se enfrenten a retos similares; incluso tengan los mismos enemigos. Es el caso de los grandes directivos de las organizaciones y gamers.
La tecnología y su desarrollo forma parte de ambos mundos, por ello, DE-CIX, principal operador mundial de puntos de intercambio de internet (IXs) identifica las oportunidades y retos que tienen en común los CEOs y los más jugones
Saltar, correr o esquivar son acciones de los juegos en los que cada milisegundo cuenta, especialmente en los títulos en los que varios usuarios juegan juntos. Ocurre lo mismo con las tareas a desarrollar en las empresas, en concreto en aquellas tareas que se ejecutan en equipo y a distancia. En ambos escenarios, la velocidad de la conexión a Internet se convierte en un factor decisivo. "Los tiempos de ping lentos, que ya eran temidos en las LAN parties a principios de la década de 2000, siguen determinando hoy el éxito o el fracaso en los mundos multijugador", señala Ivo Ivanov, CEO de DE-CIX. Lo mismo ocurre en el ámbito empresarial, donde la utilización de tecnologías como la Inteligencia Artificial o el Machine Learning hace que la demanda de infraestructura sea cada vez mayor. "Si los paquetes de datos viajan demasiado despacio, limitan la experiencia y el factor diversión, por lo que la latencia mínima en estos entornos es crucial” explica Ivanov.
La biología marca las reglas: nuestro cerebro necesita 20 milisegundos para procesar impresiones táctiles, decide lo que vemos en 13 milisegundos y tarda menos de 1 milisegundo en procesar lo que oímos. Si las entradas y órdenes a través del teclado, el ratón o el gamepad no tienen el efecto esperado y sincronizado, la impresión sensorial disminuye y, el juego "pierde la gracia" y resulta injugable o el trabajo se hace tedioso y pesado. Por ello, contar con una latencia mínima es vital para los CEO y otros trabajadores de alto nivel.
De este modo, aunque indiferentes ámbitos, ambas figuras son pioneras en la adopción de nuevas tecnologías. La nube permite a los CEOs escalar sus operaciones de manera flexible y a los gamers acceder a juegos y servicios desde cualquier lugar.
La capacidad de procesar juegos de realidad virtual y aumentada en la nube augura una nueva edad de oro para la industria de los videojuegos. La red 5G mejorará la experiencia en velocidad de transmisión de los datos, pero también en lo relativo a latencia y flexibilidad, sobre todo cuando se habla de la nube. Permitirá, por ejemplo, descargar juegos veinte veces más rápido de lo que se hace a día de hoy o utilizar servicios en cloud sin miedo a perder datos o tener lags que dificulten la experiencia. Además, este avance tecnológico permitirá experiencias en streaming inimaginables a día de hoy.
Todas estas nuevas posibilidades impactarán también en el ecosistema empresarial, pues permitirán la implementación de nuevas tecnologías y capacidades empresariales sin precedentes y reducirá los problemas de red ligados a la utilización de grandes cantidades de datos, tecnologías como el cloud computing, la Inteligencia Artificial o la realidad virtual.
La llegada del 5G, que se prevé que sea utilizado por el 75% de la población ya en 2025, supondrá una reducción de la latencia y aumentará la velocidad de conexión, lo que beneficia tanto a las empresas, que necesitan una comunicación en tiempo real cada vez más fluida, como a los gamers que buscan experiencias de juego sin interrupciones.
Se espera que con la llegada del 5G, la latencia pase de veinte milisegundos a cinco milisegundos, algo muy necesario para una experiencia de uso adecuada tanto para gamers como para los jefes de grandes empresas que trabajan con grandes cantidades de datos y para los que la fluidez es transcendental.
Desde la maquinaria industrial hasta la conducción autónoma, la distribución dual de tareas es el método elegido no sólo por los aficionados a los videojuegos sino también en muchos otros sectores. Para procesar los datos de forma eficiente con la menor latencia posible y utilizar de forma óptima el ancho de banda disponible, las infraestructuras informáticas centralizadas y descentralizadas se fusionan en el denominado nube-borde continuo. Por ejemplo, los vehículos autónomos dependen de ordenadores de a bordo que deben decidir en una fracción de segundo dónde se encuentran los obstáculos, las personas o las carreteras abiertas. En un sistema que integra recursos informáticos y de almacenamiento distribuidos, la información puede procesarse tanto directamente en el vehículo, en el extremo de la red, como de forma centralizada en el centro de datos. La reducción de los tiempos de procesamiento también desempeña un papel clave en la industria para automatizar y optimizar los pasos de producción con inteligencia artificial (IA).
En un futuro en el que cada vez más dispositivos necesitan transmitir más y más información cada vez más rápido, se requiere una infraestructura capaz de integrar diferentes sistemas y plataformas. Desde un punto de vista práctico: ya se trate de fibra óptica, cables submarinos, redes móviles o redes por satélite, quien quiera mover paquetes de datos en una estructura de este tipo necesita una red de Internet potente. Los modelos de negocio digitales requieren una infraestructura que minimice la latencia y maximice el ancho de banda. Una infraestructura que pueda conectarse de forma neutral y abierta a través de servicios de interconexión, como los que ofrece DE-CIX.
Un vistazo a los mercados en los que DE-CIX está presente muestra cómo los Intercambios de Internet reducen las latencias no solo en los juegos, sino también en el ámbito empresarial. Por ejemplo, desde la entrada de Dubai en el mercado en 2012, la latencia se ha reducido de 200 a 3 milisegundos en diez años. El aumento de la velocidad ha potenciado la actividad empresarial regional: el número de centros de datos locales se ha triplicado y las redes se han multiplicado por ocho en el mismo periodo.
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