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La contratación de servicios jurídicos supone para el directivo una decisión crucial. La mayoría de las acciones que lleváis a cabo en la compañía contienen una carga legal que debéis tener en cuenta, por lo que realmente es imprescindible contar con los servicios de un experto para que esas acciones cumplan con los requisitos legales y, muy especialmente, podáis evitar futuros problemas. Os sugerimos unos consejos para que esa decisión sea la más óptima para los intereses de vuestra empresa.
1) Recordad que como directivo estáis en una situación francamente favorable para negociar: son tiempos en los que podéis ofrecer menos por más, mejor y más rápido. Sin arriesgar en la calidad de los servicios jurídicos que os presten.
2) Aunque tengáis en la empresa una asesoría jurídica interna, ante asuntos que requieren una alta especialidad es muy recomendable que valoréis la posibilidad de contratar servicios juridicos externos. Vuestro departamento es experto en vuestro negocio, pero muchos cambios normativos pueden suponer un impacto poderoso para, por ejemplo, vuestros modelos de contratos habituales. Pensad, por ejemplo, en las repercusiones del Reglamento sobre Protección de Datos.
3) Elegid una firma cuya propuesta de valor pase por hacer suyas vuestras necesidades y objetivos. Que de entrada tenga claro que su éxito vaya asociado al de vuestra empresa en la resolución del caso. Olvidaos de la sensación que el abogado, pase lo que pase, siempre gana. Aprovechad vuestra situación de ventaja.
4) Exigid que el abogado conozca el funcionamiento de vuestro negocio y del sector en el que os desenvuelvéis. Si vosotros lo hacéis con vuestros clientes, ¿por qué él no lo va a hacer con vosotros? Durante la primera reunión, es fundamental que el abogado se haya preparado bien la cita, esté informado sobre vosotros y sobre vuestra empresa. Esa preparación de la reunión será la primera muestra de respeto que va a tener hacia vosotros. Si es importante que se gane vuestra confianza para solucionar problemas, no lo es menos el hecho de que demuestre talento y experiencia para anticiparse a esos conflictos.
5) No os dejéis deslumbrar por una gran marca legal, por una firma de prestigio con decenas de secretarias y empleados y con lujosas oficinas en el centro. Tened en cuenta que, en la factura, quizás estéis pagando esa costosísima estructura. Al fin y al cabo, muchas empresas, quizás también la vuestra, han tenido que abandonar el centro para mudarse al extrarradio con el objetivo de reducir costes. La tendencia, ante la presión financiera que tenéis encima, es acudir a despachos que no tengan tanto nombre pero más versátiles y competitivos en su pricing.
6) Al hilo del punto del punto anterior, debéis tener en cuenta que facturar por horas es una tendencia a la baja. Estáis en disposición de reclamar presupuestos en forma de fijo más incentivo en caso de éxito. Debemos ponernos en modo Win Win: ¡todos ganamos¡ Sobre el tema presupuestario, la certidumbre se antoja básica: debéis conocer con la mayor precisión la cuantía que vais a dedicar a este capítulo. Evitad sorpresas: debéis ser notificados a la máxima brevedad si se incrementa el coste. El abogado debe asegurarse la cobertura de sus gastos, pero si su gestión es exitosa debéis compartir generosamente los beneficios con el despacho.
7) Investigad sobre los despachos que puedan ajustarse a vuestra compañía. Visitad su web, buscad referencias, preguntad por la experiencia de clientes y también antiguos clientes de esos bufetes.
8) Reclamad un equipo de abogados uniforme, equilibrado e invariable en los procesos que se alarguen. Con nombre y apellidos y conociendo de qué parte de ese proceso forma parte cada cual. La empatía y el aspecto fundamental con el abogado es clave en vuestra relación. Debe existir comunicación fluida y una actitud proactiva por parte de la firma. Que se anticipen a vuestras preocupaciones, que os presenten a otros directivos de vuestro sector.
Sección coordinada por José María Fernández Comas, experto en Marketing y Ventas en el sector legal
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