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Nuestro contexto laboral no se parece en nada al de nuestros padres: la globalización, la irrupción de las nuevas tecnologías, las nuevas demandas, la conciliación, la independencia… Y claro, si para el trabajador es un mundo nuevo, para las empresas también supone todo un reto. El responsable de Recursos Humanos de hoy día tiene la misión de implantar y gestionar estos nuevos modelos, en continua evolución, de forma que beneficien tanto al personal como a la cuenta de resultados de la empresa. El año pasado ya se observó un avance en algunos aspectos, pero las tendencias positivas que empezaron a adquirir forma en 2016 deberán ganar inercia de forma importante en 2017.
Para empezar, el compromiso de los empleados seguirá siendo uno de los principales focos de atención. A pesar de los esfuerzos del departamento de Recursos Humanos por fomentar mejoras en el entorno laboral, problemas como las diferencias entre gerencia y trabajadores o la desigualdad de sueldos no se han desvanecido. La transición a un modelo de trabajo más basado en contratos temporales y autónomos para paliar la creciente escasez de personal cualificado está haciendo que el compromiso parezca ser cada vez menos importante para los objetivos empresariales. Sin embargo es todo lo contrario: las empresas deberán centrarse en desarrollar las habilidades y el talento para garantizar su éxito a largo plazo.
Y dentro de la tendencia de cuidar a los empleados para reforzar su compromiso estarían la salud y el bienestar. Varios estudios confirman que los empleados sanos son más productivos (y además, menos proclives a buscar otro trabajo), y hay quien dice que éste será el objetivo central de los departamentos de Recursos Humanos hasta 2020. Es cierto que existe la preocupación de que las empresas estén tratando el bienestar como una moda, por ello, pera que esto funcione la organización debe adoptar un enfoque estratégico y coordinado respecto al bienestar que ponga la salud de los empleados, tanto física como mental, emocional y financiera, en el centro de atención.
La diversidad también es parte de ese conjunto. Está comprobado que los trabajadores quieren enfrentarse a retos y aprender algo nuevo cada día, y eso se consigue en gran medida al tener la oportunidad de interactuar con compañeros de distintos orígenes. Es cierto que, en general, nunca hemos tenido un personal más diverso ni igualitario, pero aún queda trabajo por hacer. Los equipos de Recursos Humanos están convirtiendo los asuntos relacionados con el género en una prioridad para 2017, en parte por exigencias de la sociedad y de las normativas vigentes. Necesariamente esto conllevará un esfuerzo coordinado para atraer a una variedad más amplia de candidatos. Además, es importante señalar que el cambio debe ir de dentro hacia fuera: es decir, no es relevante contratar a una variedad mayor de candidatos si se sigue ubicándolos en los mismos tipos de funciones. El reto, aquí, consistirá en sacar a la luz la verdadera extensión de la homogeneidad en la organización mediante datos precisos, y eso es posible gracias a herramientas de gestión del talento que permitan efectuar auditorías rápidas y precisas a fin de poder resolver los problemas de diversidad de una forma más específica.
Y esto nos lleva a otra de las grandes tendencias: el auge de la inteligencia artificial (IA) y la mayor automatización de los lugares de trabajo. Mientras empezamos a ver cómo las empresas empiezan a hacer uso de estas tecnologías emergentes seguirá habiendo debate: ¿sustituirán los robots a las personas? El progreso es imparable y esta preocupación, aunque con fundamento, sólo tiene en cuenta la mitad de la historia: en efecto muchos puestos de trabajo serán ocupados por la IA a largo plazo, pero también se creará toda una nueva gama de funciones a medida que las empresas busquen a personas para gestionar esas nuevas tecnologías y para ayudarles a innovar. También es importante recordar que, en la mayoría de los casos, las tecnologías de automatización se emplean para realizar tareas repetitivas y lentas y, por lo tanto, liberan a personas que pueden centrarse en labores más estratégicas.
Con todo ello, las perspectivas no están claras: un conjunto sin precedentes de condiciones económicas forzará a muchas organizaciones a defenderse contra la disrupción de un mercado cada vez más agitado al tiempo que intentan mantener su posición en un terreno desconocido. Y para superar todos estos retos necesitarán gente productiva y con talento que les guíe. El desarrollo de analíticas más avanzadas y de tecnologías de gestión del talento ha reforzado la posición de los responsables de Recursos Humanos en la sala de juntas. La necesidad de una cultura laboral donde los empleados sean lo primero se ha consolidado. El personal actual tiene ansia de cambios. Y todo eso definirá a las empresas y profesionales de nuestro futuro más cercano.
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