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En muchas ocasiones se ha reflexionado en artículos de investigación, literatura o cine, cómo el lenguaje afecta al traspaso de información, a la comunicación entre humanos, e incluso cómo moldea la forma de pensar. Quizás tres de las referencias más ilustrativas sobre el tema serían:
Todos, en alguna ocasión, hemos adaptado nuestra forma de trabajar a las herramientas que teníamos disponibles o a los procesos heredados al llegar a nuestro nuevo puesto de trabajo. Es decir, que el lenguaje que da forma a nuestro trabajo o al traspaso de información dentro de una empresa, sería el software del que dispone la misma. Si ese software no se adapta a las necesidades de esa empresa en el tiempo, el trabajo se vería limitado, como el concepto de nieve para los esquimales. Es por lo tanto de vital importancia la elección de un software que te permita re-imaginar, desaprender, para adaptarte a un entorno cada vez más dinámico, competitivo y de mayor exigencia.
Se deberían adoptar las mejores prácticas y estandarización como pilares fundamentales para la gestión de negocios, sin dejar que una herramienta obsoleta o mal diseñada impidiese la optimización de procesos para los empleados. Por ejemplo, para la gestión de facturas de proveedores, lo ideal sería reducir el trabajo manual tanto como fuese posible, sería necesario, por tanto, buscar un software que permitiese esta automatización y no adaptar este proceso al software existente. Otro ejemplo ilustrativo, si pensamos en la aplicación de descuentos a nuestros clientes, lo más interesante y beneficioso sería realizar descuentos personalizados en lugar de adaptarlos a los descuentos que ya tenemos aplicados dentro del CRM corporativo.
En definitiva, para el funcionamiento óptimo de la empresa como un todo, es fundamental encontrar el software de gestión que facilite la estandarización de procesos y la adopción de las mejores prácticas para evitar que nuestras herramientas de trabajo moldeen nuestra metodología de trabajo; un lenguaje común y flexible. La buena noticia es que, aunque no podemos escoger nuestra lengua materna, sí podemos definir y re-imaginar el software de gestión o los procesos de nuestro negocio para adaptarlos a nuestras necesidades y no a la inversa.
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