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¿Cómo ha afectado la pandemia al sistema económico internacional y nacional? ¿Qué escenario financiero se vislumbra? ¿Qué opinan los principales actores económicos? ¿Son las criptomonedas un activo refugio seguro? ¿Cómo es el nuevo panorama regulatorio? ¿Cuáles son los nuevos retos del sector?
A estas y otras preguntas ha dado respuesta Nuvix Consulting, consultora especializada en la transformación de modelos de negocio, con su White Paper ‘Las claves del escenario post COVID en la economía y en el sector financiero’. A través de este documento, los expertos de Nuvix Consulting han analizado el entorno macroeconómico actual tras la pandemia y en él exponen los posibles escenarios para la recuperación económica, en función de variables como la deuda, los tipos de interés o la inflación. Además, plantean los cambios y retos del ámbito financiero desde el lado de la regulación, los valores refugio o las criptomonedas. Un entorno en el que tendencias como la digitalización o la sostenibilidad son críticas para el sector.
Si antes de la crisis sanitaria el nivel de deuda global era alto, a día de hoy asciende a 232 billones de euros, nueva cifra récord debido a la pandemia. Esto supone un incremento de 24 billones con respecto a 2019. En relación al ratio deuda sobre PIB, supera el 355% del PIB mundial.
Esto se debe al incremento del gasto público para paliar la caída de ingresos y la falta de actividad, además de a la ampliación de las moratorias de deuda para evitar las quiebras empresariales.
A nivel geográfico, este aumento se produce sobre todo en economías desarrolladas, especialmente en la zona euro, siendo muy llamativo los casos de Francia, España y Grecia (por encima de los 50 puntos porcentuales). En la zona emergente, destacan China, Turquía y Corea del Sur.
La espiral de endeudamiento en la que nos encontramos necesita buscar una solución a largo plazo ya que no es sostenible en el tiempo si no se quiere recurrir a drásticos recortes, sobre todo en el gasto público.
En España, el ratio deuda sobre PIB ha alcanzado el 117%, un aumento que se debe al mayor endeudamiento de la Seguridad Social, +55,1%, debido a los numerosos ERTEs. Según estimaciones de la Comisión Europea, en 2021 la deuda pública española podría alcanzar el 124% del PIB. Sin embargo, contamos con la “red protectora” del Banco Central Europeo y su política activa de compra de bonos del Estado, que ha permitido, al menos de momento, controlar el coste de la deuda.
La gestión del endeudamiento debe ser prioritaria para favorecer el crecimiento e incentivar la inversión. De hecho, las previsiones señalan finales de 2022 como posible fecha de la recuperación. Sin embargo, una de las propuestas planteadas al Banco Central Europeo (BCE) para paliar la situación es condonar la deuda contraída y sustituirla por una inversión en sostenibilidad. Iniciativa que tanto la Comisión Europea como el BCE han rechazado.
El incremento de precio de varias materias primas como el cobre, la madera o el petróleo puede llevar a una inflación con cierta persistencia en el tiempo. La duda es si será algo pasajero o más estructural.
El panorama actual aumenta la incertidumbre en la sociedad. En ese caso, una reacción natural es buscar valores refugio como el oro o los bonos de EE.UU. y Alemania para proteger los ahorros frente a posibles pérdidas de valor adquisitivo o, incluso, aumentar sus cotizaciones.
El oro siempre ha sido una buena opción para diversificar la cartera de inversiones y aportar estabilidad por su escasez, liquidez y moderada volatilidad, pero ¿y las criptomonedas, tan de moda en los últimos años? Las criptomonedas no son un buen valor refugio en tiempos de incertidumbre. Probablemente, añaden más volatilidad y su valor es más un activo especulativo que de refugio.
Se prevé que aumente el control a las entidades financieras, por ser las canalizadoras de las ayudas europeas y por su rol crucial en la prestación de los préstamos ICO o en las moratorias de deuda. A diferencia de 2008, la banca debe ser la solución y no el problema. Sin embargo, el sesgo de la regulación ha cambiado de la rigidez a la flexibilidad para contribuir a la salida de la crisis. La implementación de Basilea III es inminente y ayudará a liberar liquidez y aprobar rápidamente normas de gran calado, como el capital “quick fix” del reglamento de capital (CRR) o la supresión de los “stress test”, entre otras.
Asimismo, la concentración empresarial en el sector bancario que se inició a partir de la crisis de 2008, ha dado lugar a fusiones entre la mayoría de las cajas de ahorro, entre ellas: CaixaBank y Bankia o Sabadell y Liberbank.
Por otro lado, aumenta la competencia en este sector con el auge de las Fintech, que tratan de resolver algunas de las debilidades de los proveedores financieros más tradicionales. A lo que se suman las Bigtech, operadores financieros que han irrumpido en el negocio desde sectores diferentes al financiero, como Amazon, Google, Apple y Facebook, y los neobancos, intermediarios financieros que operan de forma 100% digital, como Bnext, N26 o Revolut.
La pandemia ha impulsado la digitalización. De hecho, es la segunda preocupación de las empresas españolas, solo por detrás de la situación económica. Algo que se ha visto reflejado en el aumento significativo de los medios electrónicos de pago, un 15% más en otoño de lo que lo que había antes de la pandemia. Y es que la digitalización ha puesto en valor el servicio de la empresa por encima de sus productos, además de llevar su relación con los clientes a una situación de omnicanalidad.
Otro de los retos a los que se enfrenta el sector financiero es la lucha contra el cambio climático o la eficiencia energética. Las entidades financieras pueden ofrecer financiación verde y sostenible (FVS) a los proyectos y empresas que combatan contra el cambio climático, defiendan los Derechos Humanos y preserven el planeta y sus recursos. Dentro de esta FVS se encuentran los bonos verdes, muy utilizados en España. Solo en 2021 aumentó en un 54% las emisiones de bonos verdes (15 mil millones de euros), mientras que los préstamos sostenibles aumentaron en un 45% (18 mil millones de euros).
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