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Vivimos en una época crucial para la historia de la humanidad, al menos en lo que a tecnología se refiere. Definida por las innovaciones que esta tecnología produce y que pasan de la imaginación a la realidad a pasos agigantados, nos encontramos en una encrucijada que implica grandes cambios. Muchos son los que miran con temor esta transformación por miedo a lo desconocido, pero esto no significa que no podamos tomar el futuro en nuestras manos. Simplemente se trata de prepararse para el cambio y enfrentarnos a él como la oportunidad que representa.
Esto requiere esfuerzos conscientes y constantes por transformarse, pero sobre todo permanecer atentos a las emocionantes nuevas posibilidades que depara el mañana. Un nuevo escenario que ha llevado al estadounidense Institute of the Future junto a Cornerstone OnDemand a definir una serie de “ejercicios” que todos debemos empezar a practicar si queremos afrontar los cambios que se avecinan y, sobre todo, emprender el nuevo rumbo de forma exitosa.
Llevamos tiempo escuchando hablar sobre la “marca personal” y su importancia no está sobreestimada. Darse a conocer en el espacio digital y físico mediante diversos trabajos y actividades, hacer contactos, crear confianza mutua, conseguir nuevos proyectos: todo contribuirá a construir un “yo” profesional capaz de avanzar al ritmo de los tiempos.
Con los conocimientos y habilidades camino hacia la obsolescencia a un ritmo más rápido que nunca, el trabajo del futuro requiere que éstas sean constantemente actualizadas y adaptar nuestra mentalidad al cambio. Se trata de tener persistencia, de mantener un empeño constante por el desarrollo personal y profesional, y por el aprendizaje continuo que lo hace posible.
Muchos se preguntarán, ¿para qué seguir aprendiendo a trabajar si pronto las máquinas sustituirán al trabajo humano? Nada más lejos de la realidad. Perder el miedo a la automatización permitirá que las personas sepan utilizarla en su favor, para optimizar su eficiencia y descubrir nuevas maneras de trabajar. Y no cada uno de forma individual. Renace la importancia de solidificar el círculo social y profesional.
Desde luego, suena complicado, y lo es, gracias a las constantes transformaciones que traen las innovaciones tecnológicas, sociales y de gobernanza. Y en eso reside otra habilidad crítica y transversal: la capacidad de encontrar el sentido en la complejidad. Estamos hablando de nuestra creatividad y capacidad de imaginar sin dejarse limitar por ideas preconcebidas. Nada más necesario en un mundo regido por un paradigma en constante transformación.
Y, por último y la más importante de todas estas habilidades: confiar en el futuro. Solo existe un camino, y es hacia adelante.
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