Enero se presenta como un mes complicado en términos de ahorro ya que algunos ven alterada su economía por las subidas habituales en determinados servicios como la luz, el gas o la gasolina.
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Intentar ahorrar es uno de los propósitos que cada vez más nos planteamos al empezar el año y que nos puede ayudar a sobrellevar la cuesta de enero si nos fijamos algunas metas para reducir nuestro consumo. En este sentido, Cofidis, líder del Crédito al Consumo en España y Europa, destaca tres hábitos básicos que, llevados a la práctica, contribuyen al ahorro en los hogares y oficinas.
Se trata de fijar una determinada cantidad para las compras semanales, actividades de ocio incluidas, e intentar al máximo no superar esa cifra con gastos inesperados. Además, hoy en día existen aplicaciones móviles sencillas y gratuitas que facilitan la gestión de los gastos domésticos, clasificándolos para un mejor control.
Otro de los objetivos clave en el plan de ahorro semanal pasa por adquirir ciertos hábitos en la compra de alimentación. Es necesario elaborar un presupuesto para la cesta de la compra y hay que ser realistas con la idea de que es posible que más de una vez por semana queramos ir a comer o cenar fuera. Todo esto hay que tenerlo en cuenta al realizar la previsión de gasto semanal.
Hacer una lista de la compra, aunque parezca intrascendente, es básico para detallar lo que realmente se necesita, así como mejorar la previsión de cuándo vamos a cocinar todo lo que vamos a comprar. Una vez en el supermercado, hay muchas pequeñas acciones que podemos llevar a cabo para reducir la compra de alimentos, como ir directamente a buscar lo que necesitamos y evitar dar vueltas por el establecimiento, para no caer en comprar otros productos que en realidad no necesitamos. También es necesario intentar no llevarse todo de productos preparados y procesados, ya que son más caros, y en su lugar adquirir productos de temporada. Comprar a granel es también una buena solución para controlar la cantidad que se compra y adquirir solo la que se necesita, así como llevarse las bolsas de casa y comprobar el ticket para detectar posibles equivocaciones.
Se puede ahorrar semana a semana modificando ciertas costumbres como no dejar las luces encendidas, hacer una lavadora con el tambor lleno en lugar de semivacío, intentar no usar la secadora, usar el lavavajillas solo cuando sea necesario, mantener la nevera cerrada, planchar toda la ropa de una sola vez, usar el microondas en lugar del horno ya que el horno consume más, u hornear más de un plato, así como aprovechar la vitrocerámica al máximo.
Otro truco, tanto para los hogares como para las empresas, es no dejar enchufados ni tampoco en modo standby electrodomésticos como la tostadora, el secador o el cargador de móvil, si no se usan. Aunque no lo parezca, si permanecen enchufados siguen consumiendo electricidad. También se pueden instalar bombillas LED y optar por cambiar los electrodomésticos principales por modelos más eficientes.
Para optimizar todavía más el consumo eléctrico, se puede averiguar aproximadamente cuántos kW consumen los electrodomésticos de la estancia. La mayoría de compañías energéticas tienen soluciones online para hacerlo, aunque también existen dispositivos que miden este consumo. Así, se puede calcular el gasto energético total y económico según la tarifa del contrato y ver si nos conviene cambiar la capacidad contratada.
El primer paso para reducir el consumo de agua en el hogar o la oficina pasa por hacerlo en la cocina. Si se lavan los platos a mano, hay que evitar hacerlo con el grifo abierto, también es bueno dejar las ollas y sartenes en remojo unos minutos antes de lavarlos y detectar posibles goteos o pequeños escapes. En el caso de tener lavavajillas o lavadora, la mayoría de ellos vienen programados con programas cortos y eco, con los que se puede ahorrar hasta un 40% de agua.
Reducir el consumo de agua en el baño también es clave para contribuir a disminuir el gasto y es tan sencillo como dejar de utilizar la bañera y usar la ducha como principal modo de aseo. Según las estadísticas, esto supone un ahorro de alrededor de 60 litros de agua por persona. Además, hay que enjabonarse con el grifo cerrado, igual que al afeitarse o al cepillarse los dientes, lo que supone una reducción de 12 litros por minuto.
Si al empezar la ducha sucede que hay que esperar siempre unos segundos a que el agua alcance la temperatura deseada, se puede recoger esa agua en un balde y utilizarla posteriormente para otras necesidades. Otra opción es invertir en grifería termostática para que el agua que salga ya sea la que queremos, o bien instalar un difusor o atomizadores para consumir menos.
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