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Llegados a los meses de fin de año, son muchas las empresas las que comienzan a planificar las acciones a llevar a cabo de cara al año que viene. El entorno es complejo: nuevas tecnologías, competencia, nuevo modelo de consumo… Jordi Damià, profesor de estrategia y CEO de Setesca, analiza las principales acciones que hay que poner en práctica de cara a una estrategia de éxito en 2020.
En primer lugar, “cabe aclarar que de cara al año no existe actualmente ningún signo económico real que haga prever un escenario de recesión, de hecho, al revés, las estimaciones de los especialistas en inversión prevén un crecimiento sostenido de la economía” sostiene Jordi Damià, a lo que añade “lo que sí que se prevé es un aumento de la competencia en algunos sectores”. Este aumento de la oferta responde a los cambios en el modelo de consumo con una mayor tendencia a la contratación de productos y servicios mediante Internet, mayor orientación a productos/servicios de valor basado en uso (tipo Primark, marca blanca, etc.,) y un fuerte empuje para el sector industrial proveniente de la adaptación del sector automovilístico.
Una de las primeras acciones a tener en cuenta es identificar y aprovechar al máximo la tecnología existente en el mercado para mejorar los procesos de negocio. En este aspecto, es necesario estar seguro de que los responsables de tecnología les permiten acceder a las herramientas más efectivas para el negocio.
Hoy en día las empresas generan mucha información, pero no siempre obtienen de ella todo el beneficio posible. Esto es debido a que, o bien los empleados no la utilizan de la forma más productiva o bien se desconocen los métodos más efectivos para explotarla. Por eso, es primordial contar con un modelo de gestión analítico que de valor a esa información.
“El entorno sigue siendo propicio a la priorización al crecimiento orgánico e inorgánico” afirma Damià. Por lo tanto , es necesario potenciar el factor competitivo de cara al cliente e identificar innovación o potenciales adquisiciones para acelerar el crecimiento.
Son muchas las empresas que todavía no aprovechan las oportunidades que da la robotización. La orientación al crecimiento y la competitividad se basa en disponer del mejor equipo humano dedicado a ello. Por eso, hay que buscar todas las oportunidades de automatización que permitan orientar el talento hacia la mejora de competitividad y no a tareas administrativas.
Una de las claves que marcarán la diferencia es adaptar el talento de la empresa. Es necesario adaptarlo al contexto actual y activar a los empleados para conseguir un equipo con la actitud y la aptitud necesaria. “Las empresas son tan buenas como los equipos que las componen y en un entorno de alta volatilidad y competencia como el que se avecina, todas las empresas han de adaptar a sus equipos para disponer del mejor equipo posible. Existen, además, herramientas y soluciones para hacerlo” comenta Damià.
“Hay dos tipos de empresas: las que se adaptan y lo hacen realmente y las que dicen que se adaptan, pero no llevan a cabo las acciones necesarias”. Y es que liderar no es solamente conseguir que haya equipos que sigan la visión y se comprometan con el líder, es conseguir los resultados llevando a cabo la transformación necesaria y esta es la gran diferencia. “Líderes de verdad hay pocos, pero que lideren efectivamente y eso se traduzca en mejora de resultados hay muy pocos. Esto requiere mejorar activa y proactivamente todos y cada uno de los aspectos del negocio” afirma Damià.
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