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Sólo en 2020, el eCommerce creció en España más de un 36%. Un meteórico ascenso provocado, en parte, por la pandemia, pero que sigue la tendencia de años anteriores con un crecimiento por encima de los dos dígitos y un profundo cambio en los hábitos de los consumidores españoles. El eCommerce ha llegado para quedarse pero, ¿qué supone en términos medioambientales que el producto llegue al consumidor y no a la inversa, como era habitual?
Como toda pregunta compleja, no existe una única respuesta válida y son múltiples los factores que interfieren en la idoneidad del consumo online o presencial. Una de las variables a destacar es la distancia. Según señaló la organización ecologista Greenpeace en su informe Reinvent your City (Noviembre 2020), el comercio electrónico podría ser la opción más favorable desde un punto de vista medioambiental cuando la ruta hasta el establecimiento es superior a los 15 kilómetros.
En estas circunstancias, el consumo de energía y las emisiones de CO2 durante el trayecto de los consumidores inclinarían la balanza a favor del eCommerce. Una variable que supone un punto a favor para las tiendas de barrio y supermercados y para el consumo de proximidad, sobre todo si el cliente accede a ellos a pie o en medios de transporte respetuosos con el medio ambiente como bicicletas, patinetes eléctricos, transporte público o plataformas de car-sharing.
“El eCommerce no ha venido a sustituir al comercio tradicional, sino a complementarlo. Somos una solución eficaz y eficiente para que las tiendas tradicionales de barrio sigan pudiendo llegar a clientes de toda la vida que ahora vivan más lejos o incluso ampliar sus horizontes y oportunidades de negocio, sin importar donde se encuentren”, señala Noelia Lázaro, Directora de Marketing de Packlink.
Sin embargo, los sistemas de eCommerce y logística también han protagonizado un importante desarrollo de soluciones innovadoras en los últimos años que les ha permitido mejorar su eficiencia gracias a la automatización de procesos y la introducción de la Inteligencia Artificial. La implantación de rutas circulares para camiones y furgonetas de reparto podría reducir hasta en un 50% la huella de carbono (emisiones de CO2) por paquete, en comparación con los viajes individuales en vehículos particulares, según señala un estudio de 2019 del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Este mismo estudio calcula que el impacto medioambiental del comercio electrónico es hasta un 15% menor en términos generales que el del comercio tradicional. A pesar de que el coste medioambiental del embalaje continúa siendo más elevado -y es un campo en el que también se avanza a pasos agigantados con recipientes reutilizables, reciclados y la continuada supresión de plásticos-, se compensa ampliamente gracias a la eficiencia y reducción de emisiones que supone la implantación de rutas circulares.
Gracias a estas rutas, cada consumidor que adquiere el producto online, evita un desplazamiento a la tienda para buscar y comprar el producto. En su lugar, su paquete se agrupa con los de otros consumidores en un único vehículo que realiza una única ruta de entrega. El ahorro de kilómetros y emisiones es directamente proporcional al número de pedidos realizados, lo que implica una sustancial mejora en términos de huella ecológica.
La reutilización de embalajes y la creciente sustitución de plásticos por cartón reciclado y otros materiales eco-friendly, además de la incorporación de vehículos eléctricos a las flotas de reparto, son también dos tendencias del sector de la logística y el eCommerce que están contribuyendo a su sostenibilidad.
Aunque otro de los pilares donde se sustenta este nuevo modelo de distribución es la estrategia de localización. Las cadenas de suministro sitúan cada vez más cerca de los consumidores finales sus centros de operaciones, reduciendo a su vez las emisiones de carbono, los kilómetros recorridos por los vehículos y los costes operativos.
Atrás quedan los grandes almacenes logísticos que, aunque bien situados en las proximidades de importantes vías de comunicación o puertos y aeropuertos, generalmente concentraban las labores de logística en el extrarradio. Los próximos pasos serán acercar estos centros logísticos a los núcleos urbanos, e incluso crear pequeños puntos de enlace dentro de la misma ciudad, para contribuir a la nueva logística de proximidad o kilómetro cero gracias, de nuevo, a la automatización y al reparto con una flota de vehículos eléctricos más pequeños y efectivos en el entorno urbano.
“Nos aproximamos a un modelo de logística más personalizada y planificada. La introducción de soluciones tecnológicas para la automatización nos permitirá ser más eficientes, rápidos y eficaces en nuestras entregas, pero también aportarán más flexibilidad a consumidores y negocios a la hora de organizar sus envíos”, concluye Noelia Lázaro, Directora de Marketing de Packlink.
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