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La tecnología sigue remodelando nuestro mundo. A medida que la digitalización acelera, ¿qué tendencias tecnológicas son las más importantes para las empresas y los ejecutivos? Para responder a esta pregunta, el McKinsey Technology Council, constituido por un grupo de expertos en el ámbito de la tecnología, tanto de McKinsey & Company como profesionales externos, desarrolló una metodología única para identificar las diez tendencias más relevantes para crear la ventaja competitiva y orientar las inversiones en tecnología de las compañías.
“Estas tendencias no representan las tecnologías más novedosas ni vanguardistas, pero son claves para las empresas porque son las que atraen el mayor capital de riesgo, las que producen la mayor cantidad de solicitudes de patentes y las que generan la mayor influencia sobre cómo y dónde competir, además de identificar las capacidades que se necesitan para acelerar el rendimiento de una compañía”, señala Benjamim Vieira, socio de Mckinsey que lidera la práctica Digital en España y Portugal.
Las 10 principales tendencias en tecnología serían:
Entre las conclusiones más interesantes, se encontró que para 2035 el valor potencial de la computación cuántica para los casos de uso a escala sería de más de 1 billón de dólares (838 millones de euros). La computación de próxima generación ayuda a desbloquear capacidades sin precedentes para las empresas de diversos sectores y promete reducir el tiempo de desarrollo de productos químicos y farmacéuticos con simulaciones, acelerar los vehículos autónomos con Inteligencia Artificial (IA) cuántica, transformar la ciberseguridad; y todo ello reduciendo los costes de hardware en Tecnologías de la Información (IT), acelerando el aprendizaje automático y permitiendo una búsqueda más eficiente de conjuntos de datos no estructurados.
La robótica, el Internet Industrial de las Cosas (IIoT), los gemelos digitales (digital twins) y la impresión 3D o 4D se combinarán para agilizar las tareas rutinarias y mejorar la eficiencia operativa, acelerando el tiempo de comercialización. Tanto es así que, según el análisis realizado, para 2025 se prevé que el 50% de las actividades laborales actuales podrían estar automatizadas. Para entonces, más de 50.000 millones de dispositivos estarán conectados a la IIoT, generando 79,4 zettabytes (ZB) de datos anuales. Las instalaciones anuales de robots industriales, que se han multiplicado por dos hasta alcanzar unas 450.000 desde 2015, crecerán hasta cerca de 600.000 en 2022; incluso cuando el 70% de los fabricantes usen regularmente gemelos digitales (digital twins) en 2022. A su vez, en todas las industrias, alrededor del 10% de los procesos de fabricación actuales serán sustituidos por impresiones 3D o 4D en 2030.
Otra tendencia señalada se encuentra relacionada con el futuro de la conectividad y podría permitir que el 80% de la población mundial tenga cobertura de quinta generación (5G) en 2030, al combinar las redes celulares de banda ancha 5G y el IoT para permitir una conectividad más rápida a través de distancias más largas, con descargas exponencialmente más ágiles, y una latencia reducida a casi nada.
La mayor disponibilidad y capacidad de la red impulsará amplios cambios en el panorama empresarial, desde la digitalización de la fabricación (mediante el control inalámbrico de herramientas, máquinas y robots móviles), hasta el suministro descentralizado de energía y la monitorización remota de pacientes, según el análisis. “En todos los sectores, hemos identificado unos 1.000 casos de uso relacionados con el futuro de la conectividad que podrían contribuir colectivamente de 5 a 8 billones de dólares al PIB global en 2030”, continúa Benjamim Vieira.
Una siguiente tendencia descrita habla sobre la infraestructura de IT distribuida (arquitectura distribuida), que aúna la computación en la nube (cloud computing) y la del edge computing, permitiéndole a las empresas a llegar a dispositivos ávidos de datos con mucha menos latencia, en un mayor número de ubicaciones, incluso más remotas; y acelerar la toma de decisiones basadas en una analítica avanzada a la carta. Esta tendencia ayudará a las empresas a aumentar su velocidad y agilidad, reducir la complejidad, ahorrar costes y reforzar sus defensas de ciberseguridad. Por ello, se prevé que para 2022, alrededor del 70% de las empresas emplearán tecnologías, herramientas y procesos de gestión híbridos o multicloud, que son los distintivos clave de las infraestructuras de IT distribuidas.
Otra de las tendencias principales emplea algoritmos de IA para entrenar a las máquinas a reconocer patrones, interpretarlos y actuar conforme a ellos; ayudando a los ordenadores a dar sentido a los datos del mundo real. Una de sus aplicaciones promete mejorar la satisfacción del cliente a través de nuevas interfaces y métodos de interacción, consiguiendo aumentar la productividad humana y reducir los gastos operativos. Más del 75% de los puntos de contacto de los servicios digitales verán mejorada la usabilidad, la personalización y el aumento de la conversión gracias a la IA aplicada.
Por otro lado, trust architecture plantea un conjunto de tecnologías y enfoques diseñados para un mundo de crecientes ciberataques. Solo en 2019 más de 8.500 millones de registros de datos fueron comprometidos. Esta tendencia proporciona las estructuras necesarias para verificar la fiabilidad de los dispositivos a medida que los datos fluyen a través e las redes, las API y las aplicaciones. La trust architecture podría incluir tecnologías DLT, entre ellas el blockchain, y un enfoque de “zero-trust security” para prevenir las violaciones de datos. Además, estas tecnologías disminuyen los costes del cumplimiento de las normas de seguridad, reducen los gastos operativos y de capital asociados a la ciberseguridad, y permiten transacciones más rentables. Según el estudio, alrededor del 10% del PIB mundial estaría asociado a Blockchain para el 2027.
Finalmente, también destaca el futuro de las cleantech, conocidas como las tecnologías limpias, que refleja una nueva tendencia que responde a la necesidad de proteger y preservar el medio ambiente. La investigación concluye que más de un 75% de la energía mundial será producida por energías renovables en 2050. Entre estas tecnologías se encuentran los sistemas de distribución inteligente de energía en la red, los sistemas de almacenamiento de energía, la generación de energía neutra en carbono y la energía de difusión; que tendrán una amplia aplicación en la energía, el transporte, los edificios e infraestructuras y el agua.
“A pesar de los beneficios que podría traer al negocio el incorporar estas tendencias tecnológicas, identificamos cinco áreas de riesgo en la implementación de las nuevas tecnologías en el ámbito empresarial, en los ámbitos del negocio, la sociedad, los riesgos operativos, el cumplimiento normativo (compliance) y la legalidad”, puntualiza Remy Paternoster, socio de McKinsey en España.
Como medidas de precaución ante estos riesgos, y para asegurar una correcta aplicación de los avances tecnológicos en las empresas, el estudio recomienda que asuman la responsabilidad ética de los datos recogidos; salvaguardar los valores sociales de las acciones empresariales y mantener la conciencia interna sobre el deber social de la organización; establecer procesos sólidos y controlar y mitigar el riesgo operativo; garantizar el cumplimiento de una cultura basada en los datos, la normativa y las políticas internas; y asesorar proactivamente a las líneas de negocio y al resto de la organización en asuntos legales de interés.
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