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La logística, un sector que en España tuvo en 2019 un valor de 74.685 millones de euros y representó el 6% del PIB nacional según datos de la patronal, vive un periodo de profunda transformación. Aunque aún no existen datos definitivos sobre los resultados del sector en 2020, estimaciones de la patronal de logística UNO, situaban el volumen de negocio del textil, la hostelería y la restauración, sectores estrechamente ligados al de las cadenas de suministro en un 65% con respecto al año anterior a causa de la pandemia. Sin embargo, el actual boom del comercio electrónico, que durante el último trimestre del año pasado alcanzó los 14.163 millones de euros, un 9,3% más que en el mismo periodo del año anterior, ha permitido mitigar el descenso de facturación en el sector logístico.
“Estos datos dejan claro que hablar de Logística es, hoy más que nunca, hablar también de eCommerce”, afirma Noelia Lázaro, Directora de Marketing de la plataforma online de logística Packlink. “Esto supone nuevos desafíos, como una logística sostenible, más receptiva a los rápidos cambios del sector y cada vez más digitalizada. Las nuevas tecnologías permiten optimizar los procesos de la cadena de suministro, importantes no sólo por razones económicas, sino también para satisfacer a una clientela cada vez más exigente”.
Para fomentar la transformación tecnológica y digital de las empresas españolas, el futuro Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) del Gobierno español pondrá a disposición 28.000 millones de euros para estimular las inversiones en cloud computing, big data, robótica avanzada, etc., desde una perspectiva sostenible e innovadora, en la que destacan tres macrotendencias:
El 71% de los españoles (Capgemini, 2020) afirma realizar sus compras teniendo en consideración el potencial impacto ambiental de un producto o servicio y la Comisión Europea apunta a una reducción del 60% en las emisiones del sector del transporte para 2050. ¿Cómo puede la logística reducir su huella de carbono? A corto plazo, el uso de combustibles alternativos es sin duda una de las soluciones más fáciles de alcanzar: el metano, el GLP o la electricidad tienen un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en el coste final de los servicios logísticos.
Conviene también subrayar el papel crucial de la elección entre los diferentes medios de transporte: los vehículos pesados (camiones) son más ecológicos que el transporte aéreo que, a corto plazo, puede impactar hasta 15 veces más. El rendimiento de los trenes es incluso mejor, especialmente si tienen tracción eléctrica: un 70% menos de emisiones de CO2 en comparación con el transporte por carretera. En la organización del transporte, la saturación de los vehículos juega un papel muy importante: a nivel "unitario" (ton/km) la eficiencia de la mercancía transportada será mayor, pudiendo así cobrar menores emisiones (en promedio, 51,62 toneladas menos de CO2 al año). Finalmente, de cara a una estrategia a largo plazo, conviene repensar la estructura de la red logística: la creación de hubs nacionales permite incrementar los niveles de servicio, reducir los kilómetros recorridos y el número de vehículos utilizados, generando una reducción de unas 450 toneladas de CO2.
La logística tiene un gran impacto en la satisfacción del cliente y en el servicio al cliente, ya que algunas características de las compras online, como el precio, la variedad y la velocidad de entrega, están fuertemente influenciadas por la logística y el desarrollo y las nuevas técnicas del sector. El uso de Big Data, por ejemplo, se está desarrollando de manera capilar, creando la llamada Logística 4.0, en la que el rol de analytics, data y machine learning se entrelazan e interconectan.
El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, un organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, ofrece una visión general de la adopción del Big Data en nuestro país: el 30% de las grandes empresas (con más de 250 empleados) utilizaban Big Data en 2018, unos 3 puntos porcentuales por debajo de la media europea. Sin embargo, en las pymes (de 10 a 250 empleados) el uso es bastante menor, el 10% de las empresas españolas y el 12% de las europeas usan Big Data. Entre las compañías españolas que empleaban el uso masivo de datos, las empresas de transporte y almacenamiento utilizaban esta tecnología en el 19% de los casos.
Esto se debe a que, a través de la recopilación y análisis de datos de información, es posible administrar las operaciones con mayor facilidad y tener proyecciones futuras de las necesidades y preferencias de los clientes, además de las tendencias del mercado. Mediante el uso de Big Data en el sector logístico se reduce el riesgo de escasez o excedente de mercancía en el almacén (recortando stocks del 20 al 30% de media) con una mejor distribución de recursos, y también se mejoran los procesos de atención al cliente, ofreciendo un servicio dirigido y específico al cliente.
En el último año, el Big Data ha sido ampliamente utilizado por la industria farmacéutica para la conservación de la cadena de frío necesaria para una correcta organización logística de las vacunas para la Covid-19, ya que incluso un ligero cambio de temperatura puede afectar la calidad del producto. Por tanto, los sistemas de Big Data pueden ayudar a prevenir posibles interrupciones en la cadena de frío mediante el análisis de variables incontrolables, como cambios meteorológicos o problemas de tráfico, con una reducción del riesgo de daños en el producto (-30%).
Según un análisis realizado por Google Cloud en junio de 2021, el 64% de las empresas del sector manufacturero a nivel global utiliza ya soluciones tecnológicas innovadoras, como la Inteligencia Artificial. La Inteligencia Artificial (IA) encuentra aplicación en dos áreas principales: control de calidad y optimización de la cadena de suministro. Con respecto a este último aspecto, la AI se utiliza para optimizar la gestión de la cadena de suministro (36%), el riesgo (36%) y el inventario (34%). Existen numerosas ventajas: las empresas de mensajería y logística pueden reducir las existencias hasta un 75%, recortar los costes administrativos de un 80% y reducir los costes de almacenamiento del 15% al 30%.
La consultora norteamericana McKinsey estima que las empresas de logística pueden generar un retorno de la inversión entre 1.300 y 2.000 millones de dólares al año mediante la adopción de inteligencia artificial. Precisamente después del impacto de Covid-19 en las cadenas de suministro globales, el 78% de los gerentes dijeron que querían mejorar las inversiones en inteligencia artificial, ya que son necesarias para hacer que la cadena de suministro sea resiliente durante escenarios de inestabilidad extrema. De hecho, la IA permite reconocer (riesgos, fallas y tendencias), analizar (escenarios hipotéticos, demanda real del cliente, simulación de pruebas de estrés), reconfigurar automáticamente (rediseñar redes ante amenazas) y agilizar las operaciones (establecer reglas operativas, gestionar la volatilidad de la demanda y mitigar el shock de la cadena de suministro).
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