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Según informó Amadeus, contra todos los pronósticos de los amantes de la digitalización absoluta, se espera que el gasto en viajes de negocios alcance los US$ 1,7 trillones para 2022. Y es que si los viajes corporativos siguen creciendo año tras año es porque producen resultados, tanto para las empresas como para sus empleados.
Pero, desde luego, los viajes corporativos también tienen sus costos, y pasar demasiado tiempo viajando puede tener un impacto en el sueño, la dieta, el ejercicio e incluso influir en las conexiones con la familia y los amigos. Todo esto puede crear una presión real y estrés en los viajeros corporativos, lo que puede afectar los resultados y desencadenar costos para los empleadores, además de impactar negativamente en la salud de los empleados y la posibilidad de retenerlos en el largo plazo.
Amadeus analizó esta problemática y efectuó un estudio, cuyos resultados se consignan en el informe “Business traveler well-being: How to keep your employees healthy, happy and productive when they travel for work”. En él, analiza cómo pueden las empresas y los empleados seguir beneficiándose de los viajes corporativos e identifica cinco estrategias para reducir esos factores de estrés, mejorar el bienestar de los viajeros, retener a los empleados, atraer nuevos talentos y aumentar el ROI de las corporaciones
La primera de ellas es la “competencia organizacional”. Según Amadeus, se puede combinar una capacitación a los agentes de viajes de esas empresas, con la introducción de un sistema de recompensas que incentive el bienestar y sobrepase los meros indicadores financieros. En resumen, se propone que los travel managers estén vinculados a áreas como Recursos Humanos para poder incluir “premios e incentivos”.
El segundo factor son los “cambios en la política de viaje”. Para hacer más eficiente la productividad de un viaje corporativo y mejorar el bienestar de los viajeros se recomienda, por ejemplo, reducir los vuelos indirectos, minimizar los viajes fuera de horas de trabajo o fomentar el bleisure (negocio + ocio), cada vez más en boga.
El tercer aspecto señalado es la “disciplina en el viaje”, es decir, la decisión de “si es necesario viajar o no viajar”. Para ello, Amadeus cree que podría ser útil un proceso automatizado de aprobación de viajes, vinculado posiblemente con los indicadores ROI, que tenga en cuenta el potencial de ingresos.
Desde luego, entre los factores está el “manejo de la salud”. Una estrecha colaboración entre Recursos Humanos y los agentes de viajes podría priorizar opciones de servicios más saludables para el viajero, como hoteles con instalaciones deportivas, sugerencias de restaurantes saludables cercanos o aplicaciones móviles de ejercicios, meditación o alimentación.
Y, finalmente, una “gestión de acontecimientos disruptivos”, que permita dar una rápida y sencilla respuesta ante imprevistos que genera estrés, como demoras de vuelos y equipajes, o una mala conexión a internet. Para ello, sostienen, es imprescindible contar con herramientas y procesos adecuados.
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