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El Año Nuevo suele llegar cargado de ilusión y, cómo no, de grandes promesas. Por ejemplo: ir al gimnasio, estudiar un idioma, llevar una vida más saludable… Algunas se cumplen, pero otras terminan por quedarse simplemente en buenas intenciones. Esta situación puede provocar frustración, falta de motivación e incluso puede afectar a nuestra autoestima.
No hay excusas, el responsable de no cumplir estas promesas no es otra persona más que quien las realiza. Ahora bien, es probable que, sin saberlo, desde el momento en que se fijaron, ya estaban condenadas al fracaso por plantearlas desde un principio de manera errónea. Es decir, que no se trata de un incumplimiento, sino de un fallo a la hora de establecer los objetivos. En esta línea, es importante tener en cuenta que los objetivos deben ser realistas, motivantes y pocos.
Uno de los agentes fundamentales tanto para fijar las promesas como para, posteriormente, llevarlas a cabo es la motivación. “Hay dos tipos de motivación, la extrínseca, en la que lo que nos estimula son los factores externos, y la intrínseca, que nace de nuestro interior”, comenta Grecia de Jesús, psicóloga de Blua de Sanitas.
Por tanto, lo primero que se debe hacer, antes de establecer metas para este nuevo año, es plantearse si se cuenta con esa motivación y, en caso de no tenerla, si se es capaz de encontrarla. “La motivación intrínseca se relaciona con los deseos de desarrollo personal y autorrealización. Si la encontramos, nuestros propósitos resistirán mejor el paso del tiempo. Aunque en ocasiones la extrínseca nos puede ayudar a comprometernos con algunas tareas que no nos apasionan, pero que son imprescindibles para lograr algún objetivo concreto son por ejemplo: hacer deporte con el objetivo de mejorar nuestra salud o estética.
En conclusión, si nuestras metas se relacionan con actividades que nos apasionan, el esfuerzo para conseguirlas va a ser mucho menor. Si no hemos encontrado todavía algo que nos apasione como tal, es fundamental escoger actividades que por lo menos nos parezcan interesantes y a medida que les vayamos dedicando tiempo y vayamos desarrollando nuestros conocimientos sobre ellas, aumentamos nuestras probabilidades de que esas actividades se conviertan en apasionantes, es decir, podemos generar de maneta activa una motivación intrínseca”, continúa Grecia de Jesús.
Además, a la hora de fijarse retos para el Año Nuevo, los expertos de Blua de Sanitas aconsejan hacerlo a través de preguntas. Si la respuesta a estas preguntas es positiva, entonces será más fácil cumplir con el objetivo. Por ejemplo, ante el objetivo marcado de hacer deporte, puede darse el caso de que el gimnasio no aporte la motivación suficiente. Habrá que seguir preguntando, por tanto, hasta encontrar una actividad física que devuelva una respuesta positiva a la pregunta. “Respondiendo de manera positiva a estas preguntas aumentamos nuestro compromiso y con él crecen significativamente las posibilidades de éxito”, recalca la especialista.
De todos modos, está demostrado que llevar a cabo los propósitos de Año Nuevo no es tarea sencilla. Un estudio realizado por el Instituto de Investigación Statistic Brain ratifica que solo un 8% de los encuestados logra cumplir sus promesas con éxito y que, la mayoría de fracasos, está relacionado con la falta de realismo y de organización a la hora de fijarse metas.
Ante ello, la psicóloga de Blua de Sanitas apuestan por que se sigan estos consejos a la hora de realizar proponerse retos para 2020:
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