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Durante el confinamiento vimos cómo cientos de españoles se lanzaban a comprar online con el fin de evitar sus posibilidades de contagio. Una práctica que, sin embargo, va más allá y goza de gran arraigo. De hecho y según los datos a los que ha tenido acceso Acierto.com, las adquisiciones a través de la red han crecido hasta un 23% respecto del año anterior. La subida más significativa se produjo durante el segundo semestre.
Además, la edad de los compradores va en aumento, algo que llama la atención si tenemos en cuenta que precisamente los mayores son las personas con mayor riesgo en la crisis actual. Iniciativas como el Amazon Prime Day –que se celebra el 13 y 14 de octubre– fomentan este tipo de compras, sobre todo en un momento en el que el consumidor desea ahorrar.
Las cifras también revelan que 7 de cada 10 internautas entre 16 y 70 años utilizan hoy Internet como canal de compra. Es decir, que casi 23 millones de personas lo hacen.
Respecto al perfil de comprador, el consumidor online español ha cambiado: nos encontramos ante un hombre entre los 35 y 44 años (el perfil más frecuente), usuario habitual de redes sociales y en activo. El 60% de los compradores, además, cuenta con estudios universitarios, y hasta 9 de cada 10 prefieren comprar desde su smartphone.
En cuanto a la frecuencia de compra, el confinamiento también la ha incrementado: la media de veces al mes se sitúa en 3,5. Los que compran de forma más asidua son los jóvenes entre 25 y 34 años. La media de gasto es de casi 70 euros por compra.
Pero, ¿por qué compramos online? Según las cifras que maneja acierto.com, la comodidad de adquirir productos desde casa, la opción de comparar fácilmente, y los descuentos son algunas de las principales razones. Otros de los motivos destacables este año son el cierre de tiendas físicas y la rapidez de la adquisición en sí misma.
Las categorías y productos más demandados no varían demasiado: entretenimiento, cultura, tecnología, comunicación y alimentación se erigen como las grandes protagonistas. El teletrabajo y la educación a distancia han supuesto un impacto notable en estas últimas –se necesitan ordenadores para trabajar y estudiar, por ejemplo–.
Por desgracia, y tal y como indica el comparador de seguros, en este contexto también han proliferado otro tipo de “iniciativas”: los fraudes online y los ciberataques. Tal es así, que estos crecieron hasta un 125% durante el primer trimestre de 2020, coincidiendo con el auge de la pandemia.
Los datos cobran especial relevancia en pleno Amazon Prime Day; un día muy esperado por los adeptos a la plataforma que cada año dispara las ventas de la firma y de los vendedores que en ella operan.
Afortunadamente, comprar con seguridad en la red es posible si tomamos una serie de precauciones.
Además, ciertas entidades financieras se hacen cargo de los gastos que ha ocasionado el delincuente que nos ha robado la tarjeta de crédito, aunque con un límite. Si lo superan, el cliente tendrá que correr con la cantidad restante.
Google Shopping también nos permitirá comparar antes de dejarnos llevar por los precios de Amazon y ordenar por precio. E incluso otra alternativa dentro de la propia Amazon será acudir a las ofertas que se encuentran vigentes por tiempo limitado (más allá de las 36 horas del Prime Day).
Pero, más allá de los consumidores y tal y como decíamos, ¿qué pasa con los ecommerce?, ¿cómo pueden protegerse ellos? “De la misma manera que las tiendas físicas son conscientes de la importancia de contar con un seguro que se haga cargo ante cualquier incidente, son cada vez más los ecommerce que apuestan por los ciberseguros”, explican fuentes de acierto.com. Tal es así, que España es el país con mayor porcentaje de contratación de pólizas frente a riesgos cibernéticos. En concreto, 1 de cada 3 empresas tienen uno.
Y no es de extrañar si tenemos en cuenta que se encuentran expuestas a numerosos riesgos como el robo de identidad, los fraudes “amistosos”, el reshipping, la triangulación nociva, phishing, account takeover, etcétera.
Este seguro suele contar con coberturas básicas como la responsabilidad civil ante posibles daños a terceros, responsabilidad por pérdida de datos personales o riesgos de privacidad, cobertura contra reclamaciones por violar los derechos de propiedad intelectual, defensa jurídica, protección frente a reclamaciones por malware, cobertura por pérdida de ingresos fruto de un ataque informático o vulneración de seguridad, gastos de reparación y restauración de datos borrados, cobertura de fraudes cibernéticos y asistencia técnica.
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