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Mucho se habla del Internet de las Cosas o Internet of Things (IoT), es decir, de la tecnología que permite la comunicación entre diferentes dispositivos gracias a la conexión a internet, y la importancia de la experiencia del usuario. El IoT ha revolucionado el panorama tecnológico actual y está consiguiendo mayor presencia en nuestro día a día. Además, su empleo cuenta con muchísimas posibilidades, pero también es necesario conocer la otra cara de la moneda: la ciberseguridad.
Como ocurre en muchos otros ámbitos, el IoT, a la vez que proporciona facilidades, mejoras y comodidades, también trae consigo diferentes retos a los que debe hacer frente, sobre todo en materia de ciberseguridad. Llevamos años oyendo hablar de ataques cibernéticos como el phishing, los robos de identidad, el malware y un largo etcétera. De hecho, según revela el estudio “Cyber Security Insights Report 2018”, al menos uno de cada tres españoles fue víctima de un ciberataque el pasado año, y, según la investigación “El cibercrimen y su relación con el consumidor” de Affinion, la ciberdelincuencia preocupa más que algunos delitos tradicionales como el robo o el atraco.
Y es que este es el gran reto del Internet of Things, aumentar los niveles de seguridad. Estamos expuestos a un amplio abanico de amenazas y nuestros datos se ven comprometidos constantemente. Tendemos a descuidar aquellos dispositivos que nos parecen inofensivos en materia de ciberseguridad y, sin embargo, son los que más la necesitan, ya que hasta el sistema de iluminación remoto de tu casa puede poner en riesgo tus datos. El problema está en que estos aparatos suelen contar con menos mecanismos de ciberseguridad ya que lo que buscan es usabilidad, en lugar de seguridad. Los ciberdelincuentes, conscientes de estas carencias, los utilizan como puntos de entrada a redes corporativas, de manera que tu sistema de cámaras de vigilancia o tu impresora pueden traerte graves consecuencias y poner en riesgo tu privacidad, reputación e incluso tu dinero.
Las grandes empresas tampoco se salvan. En los últimos años se han producido ataques informáticos que han puesto en jaque a muchas compañías. De hecho, Google+ cerró el pasado mes de abril tras descubrir dos fallos de seguridad que afectaron a más de 50 millones de personas. La red social de Mark Zuckerberg, Facebook, en septiembre del año pasado, cuando aún se estaba reponiendo del escándalo con la empresa británica Cambridge Analytica que dejó en evidencia sus sistemas de seguridad y protección, sufrió un robo masivo de datos que afectó a otros 50 millones de internautas. A estas empresas se suman otras como la aerolínea British Airways o Marriot, una de las principales cadenas hoteleras del mundo, que también han sido víctimas de la ciberdelincuencia.
Por todo esto, es importante ser conscientes de que cuantos más dispositivos tengamos conectados, más volumen de datos estaremos generando. De esta forma, se incrementará, en la misma medida, la vulnerabilidad a ciberataques o, lo que es lo mismo, estaremos todavía más expuestos a la ciberdelincuencia. Esto no quiere decir que debamos cerrar las puertas al IoT, sino que es necesario que la concienciación de que existen estos peligros de manera constante sea real. Así pues, mientras que el reto de los clientes es aumentar su concienciación, el gran reto del IoT es aumentar los niveles de seguridad, incrementando servicios que no solo protejan, sino que también permitan conocer y controlar las ciberamenazas a las que están expuestos todos tus sistemas para aumentar los niveles de concienciación.
En esta línea, Eduardo Esparza, VP General Manager de Affinion España, afirma que: “En España estamos preocupados por la ciberdelincuencia, pero no es lo mismo la preocupación que la concienciación. Es necesario que estemos más concienciados, pues el desconocimiento que existe en torno a los ciberdelitos se traduce en falta de confianza a la hora de prevenir, detectar o resolver un ciberataque. Por eso, las grandes compañías debemos educar, proteger y ayudar a que la gente esté más tranquila con sus vidas digitales”.
Las aportaciones del IoT son muchas y muy buenas, por lo que es preciso que las empresas e instituciones, tanto públicas como privadas, colaboren y unan sus fuerzas para garantizar la protección de los datos en este fenómeno cada vez más consolidado.
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