Antes de la pandemia, sólo el 8,3% de la población española teletrabajaba de forma regular, una cifra inferior la media de la Unión Europea (16%). Pero a consecuencia de la crisis sanitaria, el 30% de los empleados españoles trabajarán definitivamente desde su casa, según estima un estudio de EuroFound
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Sin ir más lejos, la implementación global del teletrabajo está provocando un boom de la demanda de herramientas de comunicación virtual: los usuarios diarios del software de videollamadas Zoom subieron de 10 a 300 millones. Además, Google Meet y Microsoft Teams siguen estando entre las 5 aplicaciones más descargadas en España. Y, en esta línea, Facebook ha lanzado su propia herramienta de videoconferencias.
Sin embargo, desde CEAC, centro de formación profesional y técnica a distancia de referencia en España, apunta que el tejido empresarial español no estaba preparado para teletrabajar: ''La inversión se centró en digitalizar los procesos y facilitar material tecnológico a los empleados, pero se pasó por alto el impacto del teletrabajo en su bienestar laboral'', alertan fuentes de CEAC.
La falta del equipamiento mobiliario adecuado y los hábitos correctos ha provocado que el 70% de la población manifieste dolor cervical y el 57% dolor lumbar como consecuencia del teletrabajo.
En esta línea, un estudio de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) alerta que el 62% de los españoles pasa más de 5 horas sentado. El sedentarismo promueve el dolor músculo-esquelético, que es la dolencia de origen laboral más habitual según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud (EU – OSHA).
Desde CEAC, a través del FP de Grado Superior en Prevención de Riesgos Profesionales, alertan de otros riesgos ergonómicos asociados al teletrabajo: fatiga ocular, estrés, carga de trabajo mental y efectos relacionados con la falta de movimiento. Para ello, comparten 3 indicaciones que los empleadores deberían seguir en relación con sus teletrabajadores:
1. Garantizar el suficiente espacio para que el teletrabajador pueda cambiar de posición y moverse; como también una iluminación adecuada, confort término y un nivel bajo de ruido.
2. Dotar al teletrabajador con mobiliario ergonómico, ajustable, que le permita mantener una postura corporal cómoda y natural, sin tensión en los músculos y tendones.
3. Organizar las jornadas con interrupciones que requieran actividades no tecnológicas, para interrumpir la exposición prolongada y la fatiga ocular.
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